"Le lanzó una botella de plástico a la cabeza, luego le dejó un ojo morado y arañazos en el cuello; ahora tengo que ir yo a llevarle y a buscarle al colegio por miedo". Esta es la denuncia que hace la madre de un niño gijonés de 13 años que ha sido víctima de un supuesto caso de acoso escolar, que ya investiga la Fiscalía de Menores y la Policía Nacional, ocurrido la pasada semana en un instituto de Gijón. Víctima y presunto agresor, que ya ha sido expulsado temporalmente del centro educativo, son menores de edad y apenas llevaban unos meses compartiendo clase en el segundo curso de la ESO, aunque son vecinos del mismo bloque de edificios, lo que supone un mayor temor para la familia del denunciante.

Los hechos descritos por la madre del joven ocurrieron el pasado jueves en un instituto de la zona sur de Gijón. Todos los alumnos estaban en el aula. De pronto alguien le lanzó una botella de plástico vacía a la cabeza y el joven se giró pare preguntar quién había sido. Nadie respondió. Repitió su pregunta y uno de sus compañeros -"riéndose", según la denuncia- asumió la responsabilidad. A partir de ahí se originó una pelea en la que la víctima de la agresión salió con un ojo morado, "por los puñetazos que le dio", y arañazos en el cuello. "Nadie intervino, tampoco los profesores se metieron y sólo al final acudió una de las maestras", lamenta la madre, que no dudó en denunciar rápidamente lo ocurrido. La mujer teme por su hijo porque, además de la agresión, "le dijo que donde le cogiera, dentro o fuera del colegio, le iba a reventar", sostiene la madre, que ha optado por acompañar a su hijo hasta el colegio todos los días y recogerle a la salida. "También los amigos del que le pegó le han amenazado", añade la denunciante.

Tras este incidente el centro educativo tomó cartas en el asunto y aplicó los protocolos disponibles para estos casos. Tanto los dictaminados desde la consejería de Educación -enmarcados en el plan de derechos y deberes del alumnado y normas de convivencia en los centros docentes no universitarios- como por las normas de funcionamiento interno del centro. Eso incluye la expulsión del joven durante un mes. No obstante, lo ocurrido "no es algo gravísimo", argumentan desde el instituto. Una visión completamente opuesta es la de la madre del menor, que además está molesta con la dirección del centro puesto que le han propuesto cambiar a su hijo de clase. "No entiendo que le tengan que cambiar a él cuando es la víctima y el otro llegó a finales del segundo trimestre; lo que me preocupa es que el chico volverá", reflexiona.

El temor de esta madre se agrava porque quien supuestamente agredió a su hijo vive en el mismo barrio, en el mismo bloque de edificios. "Mi hijo está aparentemente tranquilo, pero todo va por dentro; el domingo, al bajar del autobús, se lo encontró con varios amigos en un parque de cerca de casa y no se atrevió a pasar, dio un rodeo para evitar encontrárselo por si le hacían algo", relata la madre, que exige soluciones para proteger a su hijo.

La denuncia interpuesta generó una investigación policial cuyo atestado permanece abierto, a la espera de la documentación solicitada al centro para esclarecer todo lo ocurrido. La información obtenida hasta el momento también está en manos de la Fiscalía de Menores.