La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Polígono lo cuenta en la calle

El barrio pone a los niños a escribir, a los poetas a recitar y a los músicos a cantar para reivindicar su centro social

Una de las lecturas, ayer, en la sesión literaria a micrófono abierto en el Polígono de Pumarín. DAMIÁN RODRÍGUEZ

A los vecinos del Polígono de Pumarín, uno de los barrios del distrito sur gijonés (el de mayor población, con más de sesenta mil habitantes), se les ha ocurrido tomar los parques y las aceras con libros, versos y música. Llevan así desde el pasado lunes, según explica su presidente, Manuel Cañete. Pero ayer dieron un paso más con "Dímelo en la calle", una iniciativa que se sale del marco convencional de las asociaciones vecinales: niños escribiendo historias a partir de las propuestas del azar (unos dados con figuras), poetas que leen sus versos ante un micrófono abierto, también, a los espontáneos o a las gentes de la música que cantan sus cosas y las cosas que nos pasan a todos.

Con "Dímelo en la calle", los vecinos del Polígono se reivindican como agentes culturales, lejos de los circuitos oficiales, y reivindican también lo que era un clamor en los llamados presupuestos participativos de hace dos años: un nuevo centro social a la altura de las expectativas y necesidades del barrio. "Fue la décima propuesta más votada de Gijón", recuerda el presidente. De aquel papel mojado y del sentimiento de tomadura de pelo, ha surgido esa constructiva línea de trabajo de la "Semana Literaria". Y van por la segunda. Doscientos libros floreciendo en los árboles con la primavera, listos para ser leídos; poemas en los bancos de los jardines a la espera del lector o lectora que les conceda atención y entendimiento; y hasta debates en los que toma la palabra uno de los filósofos asturianos en ejercicio de mayor enjundia, Pablo Huerga Melcón, que es profesor en el Instituto Rosario de Acuña.

Lo dijo ayer a su manera el "presi" Cañete: "En este barrio no tenemos industrias de relieve, pero sí centros de enseñanza; es uno de nuestros activos". Ése y el activismo cultural del que se ha hablado. Homenajearon a las "sinsombrero", aquellas pioneras del feminismo que tienen derecho a la admiración, como sus compañeros de la Generación del 27 y según se demuestra en la película y libro homónimos. Y han persuadido a poetas conocidos, como Paco Álvarez Velasco o Nacho González, para que dijeran en la calle -al pie de los bordillos del Polígono, en el altavoz vecinal- sus versos de metro atento. Y también a los teatreros de la veterana "Telón de Fondo" y al de toda la vida (desde "La Máscara"), o sea Boni Ortiz. Lo dice el presidente: "Es importante que el barrio se exprese así también".

Compartir el artículo

stats