El mal estado de las carreteras está disparando las reparaciones de lunas y faros en camiones, según denuncian los transportistas del concejo. "Las piedras nos machacan", claman los conductores, que aseguran que el abandono es "generalizado" con calzadas que "dan pena" y arcenes, que acumulan gravilla, "sin limpiar". Un ejemplo cercano es la AS-19, que conecta Gijón con Carreño, repleta de baches del tamaño de una bañera. "Es exagerado cómo está; saltan una pila de piedras...", se queja Javier Meana, de la Cooperativa de Transportes Llanos. Lo mismo expresa Ricardo Mayo, gerente de Cogitrans, con sede en el polígono de La Peñona, que calcula que salen "casi a luna por mes": "Sí, lo cubre el seguro, pero, ¿y el tiempo que pierdes? Prácticamente 24 horas".
Los daños en las ópticas, sin embargo, tienen que costearlas los transportistas. Alejandro García, de la asociación CESINTRA, asegura que las reparaciones rondan entre los 200 y los 300 euros. "El estado de las carreteras nos repercute bastante. El aglomerado se descompone y salta como nada", afirma. Y sucede aún guardando la distancia de seguridad, como expresa José Fernández, presidente de la Unión de Transportistas Autónomos (UITA). "Cada vez se deterioran más las carreteras y aquí nadie repara nada. A la mínima salta una piedra al cristal, te deja una marca y acaba rajando todo", apunta.
Así está pasando en las carreteras nacionales, pero también en autopistas y autovías. Los transportistas que se mueven por todo el territorio regional y nacional están hartos de los baches de la "Y" y de la Autovía del Cantábrico y de la Minera. Fuera del Principado, "la de Benavente- León es una caleya", denuncia Ovidio de la Roza, presidente de ASETRA. A lo que añade: "Es lamentable cómo está todo. Desde la crisis las partidas para el mantenimiento de carreteras han ido decayendo".
