Antes de morder, el perro avisa. Estas son las señales: apartan la mirada, ladean la cabeza, se lamen el morro, se levantan, mueven bruscamente la cabeza si intentan acariciarles y gruñen. El educador canino José Luis Garnacho pide interpretar estos avisos y realizar paradas para evitar una ataque. "Ante todo hay que ser prudentes. Esto es lo mismo que si vemos a un señor sentado en un banco leyendo el periódico y, sin conocerlo de nada, lo miramos, nos acercamos a él, nos sentamos a su lado, lo seguimos mirando... Al final nos dirá: 'Oiga, ¿quiere dejarme usted en paz?'", ejemplifica Garnacho, que dio una charla en el Club de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón.

El experto asegura que esas señales se multiplican en el caso de los perros potencialmente peligrosos, que en el concejo ascienden ya a 1.223, más que vecinos en Castiello de Bernueces. "Son menos avisadores", afirma José Luis Garnacho. En este sentido, el educador canino puntualiza que el movimiento de rabo de un can no siempre es positivo. "Puede tener máxima intención de morder y estar moviendo el rabo como una moto. Es una señal de excitación y, dependiendo del contexto, puede significar amistad o agresión", explica.

Sobre el correcto comportamiento de los perros, Garnacho señala que "no hay reglas de oro". Las claves son: tener paciencia, empatizar con el animal, cometer pocos errores y huir de la violencia. "No puede ser que un cachorro se sitúe debajo de la mesa, y uno esté dándole trozos de pan y el otro riñéndole por estar ahí. ¿Con qué opinión me quedo?, se preguntará el perro. Y obviamente siempre va a tirar por la comida. Es muy importante que los miembros de una misma familia se pongan de acuerdo. Y no es no; el perro no es tonto, no se da contra una pared", indica. El experto aclara no obstante que no es lo mismo actuar con cachorros que con adultos, que con perros adoptados, que pueden tener vicios. En este último caso, "hay que hacer un esfuerzo mayor".

Cada vez es más frecuente que los dueños lleven a sus mascotas en carritos, bolsos o cestas. Con respecto a esta moda, el mierense José Luis Garnacho asegura que "esos perros no hacen de perros". "Ese es un paseo inútil, es como si el animal no hubiese salido del salón de casa. Los estamos privando de información. El can no puede disfrutar de los olores de la calle. Y los animales son sociables, como nosotros", remata.