"Era un compañero querido, responsable, enamorado de su profesión, trabajador, siempre al servicio del ciudadano; un ejemplo para todos". Decenas de amigos -especialmente agentes de todos los cuerpos de seguridad, de todos los rangos, y todas las comisarías de Asturias- asumieron ayer como propia la tristeza y consternación de la familia de Juan José Domínguez Hernández, el Policía Nacional de 48 años que falleció el sábado cuando practicaba escalada en Morcín.

El tanatorio de Gijón-Cabueñes, donde tuvo lugar "la emotiva" celebración de la palabra, se llenó para despedir y rendir homenaje a un agente que dedicó su vida a los demás, "ayudando y empatizando con las víctimas desde que ingresó en la Escuela de Policía de Ávila" en el año 1995, acertó a decir Yolanda Suárez, inspectora jefe y responsable de prensa de la Comisaría de Gijón. Fue acto breve, oficiado por el cura Celso González, y que muchos tuvieron que seguir desde el hall del tanatorio porque la capilla se había llenado ya hacía rato. Esa fue la prueba inequívoca de que a Juan José Domínguez sus cualidades humanas, de las que ayer hablaba todo el mundo, "le hicieron valedor del cariño y la admiración" de todos sus compañeros.

Juan José Domínguez juró el cargo como policía en 1996 y pasó por las comisarías de Tenerife y Navarra hasta regresar a Gijón en 2008. Siempre formó parte de la Brigada de Seguridad Ciudadana, en la Unidad de Proximidad y en el Grupo de Atención al Ciudadano, y ahora estaba destinado en los radiopatrullas.