El yihadista Abdellah Ouelji Lafsahi -vecino del barrio de La Calzada y detenido en Gijón en 2016 por sus vínculos con el Estado Islámico- ha sido condenado a cinco años de cárcel por un delito de colaboración en organización terrorista. Los jueces de la Audiencia Nacional, ante los que compareció hace un mes, suman seis años de inhabilitación y otros cinco años de libertad vigilada y consideran probado que este hombre de origen marroquí, de 35 años, difundía propagada de esta ideología radical para lograr "atraer potenciales partidarios en favor de la yihad violenta". No obstante, la sentencia le absuelve del delito de integración en organización terrorista, autoadoctrinamiento y enaltecimiento, y justificación del terrorismo que le atribuía la Fiscalía.

Abdellah Ouelji -casado y con dos hijos- comenzó, al menos desde el primer trimestre de 2015, a utilizar redes sociales como Facebook, Google plus o Youtube, para difundir la ideología encomendada por Daesh. Para lograr este fin accedía a un conocido foro yihadista -plataforma MNBR.info, que requiere clave de acceso y estar registrado- para conseguir los vídeos. Durante la vista oral, celebrada el 18 de abril, Ouelji Lafsahi aseguró que había entrado sin voluntad para ello -"entré por casualidad", declaró-, un argumento que los expertos investigadores consideran casi imposible y que avala la Audiencia Nacional. "Igual los guardé sin querer, sin darme cuenta", explicó en el juicio sin lograr ninguna credibilidad.

¿Qué vídeos difundía? Eran decenas y de todo tipo que el propio Ouelji clasificaba según su contenido para luego colgar en un canal de Youtube. Desde imágenes de un clérigo que justificaba los atentados del 11-S en Nueva York hasta de ejecuciones de "infieles o traidores del mundo occidental". También había en sus dispositivos -móviles, tablets y ordenadores incautados por la policía tras ser detenido- imágenes de combatientes "como si fueran héroes o mártires", llamamientos a favor de la yihad, campos de entrenamientos o cánticos en favor de quienes "daban su vida por la causa de Dios, mereciendo así el paraíso". Además, llegó a responder a un usuario de la red social en estos términos: "eres un h. p. racista de mierda; vamos a quedar en España hasta recuperar Al Andalus". Pero había más pistas. En su perfil de Facebook figuraba la "shahada" -declaración de fe en un único Dios- y la frase "Daremos honor a Allah, sin él vivimos en la humillación", ambas dentro de una bandera negra, símbolos empleados inequívocamente por el Daesh. La lista de proclamas en pro de la yihad violenta, por cualquier canal, era amplia.

Un agente infiltrado

Un punto de inflexión en la investigación llegó en abril de 2016, cuando Abdellah Ouelji invitó y admitió en su grupo de amigos a una persona que resultó ser un agente encubierto con el que mantuvo varias conversaciones a través de messenger. Poco a poco fue surgiendo la confianza entre ellos hasta que, a mediados de julio de 2016 -tras el atentado de Niza-, le dijo a su amigo que se cuidara "porque había racismo". Más adelante, el agente infiltrado le comunicó que tenía previsto viajar a Turquía -un sistema muy común entre los partidarios para entrar en Siria y enrolarse en las filas del Daesh- y le preguntó si conocía a alguien que estuviese dispuesto a trasladarse a la zona. "Ojalá pudiera ir yo, pero sabes que tengo familia que mantener y mis padres me necesitan", le respondió. En el juicio dijo: "pensé que se iba de vacaciones con unos amigos y que me invitaba a ir con ellos de fiesta".

Minusvalía física y mental

Minusvalía física y mentalPese al material incautado en el domicilio de la calle Rosalía de Castro -en el barrio gijonés de La Calzada- Abdellah Ouelji -que tiene una minusvalía física y psíquica del 73% tras haber caído desde un quinto piso cuando trabajaba como albañil en 2002, pero que en "ningún caso afecta a su conciencia o voluntad"- lo negó todo. Ni compartió vídeos, ni accedió a productoras yihadista ni tampoco hizo el juramento de fidelidad al Daesh. Si acaso, se descargó por error algún vídeo que figuraba en sus dispositivos. También alegó que el domicilio en el que fue detenido no era el suyo, sino el de sus padres y, por tanto, el ordenador encontrado no era de su propiedad. Pero sí reconoció como propia la tablet, en la que aprecian en el historial de búsqueda las mismas páginas.

Ouelji ha sido condenado por colaborar con el Daesh pero no está probado que perteneciese a una organización terrorista y por ese delito ha sido absuelto. La sentencia explica que la misión del condenado era la de "difundir la propaganda del Daesh en aras a la expansión y captación de su mensaje", independientemente del contenido de los vídeos por lo que estima que no había en su conducta ni enaltecimiento ni humillación a las víctimas.