Los ingresos por insuficiencia cardiaca son una "epidemia" en Cabueñes con 845 hospitalizaciones al año, el doble que por infarto. El jefe del Servicio de Cardiología, el doctor Eduardo Segovia, advierte de que el número de enfermos es "imparable", pese a los avances médicos: "Es el coste de vivir más". Ese aumento de casos llevó precisamente hace nueve meses al hospital gijonés a poner en marcha una unidad especial como la del HUCA, dotada de cuatro enfermeras y dos médicas. El personal realiza un "seguimiento ambulatorio" de los pacientes con alto riesgo de reingreso, que necesitan un ajuste frecuente en su tratamiento farmacológico. Hasta la fecha, la unidad ha atendido a unos 80 enfermos y Cardiología pretende, una vez consolidado el modelo, ampliarlo a atención primaria.

"Nuestro objetivo es formar a los centros de salud, que son los más próximos a los pacientes, para que puedan corregir las dosis de medicamentos, y así aumentar el control", explica Eduardo Segovia en la Semana europea de la insuficiencia cardiaca. Del ajuste de esas dosis depende no sólo la supervivencia del enfermo sino también su calidad de vida. La médica Berta Vega asegura que la mitad de los pacientes fallecen a los cinco años del diagnóstico. "El pronóstico es malo, pero con una terapia individualizada pueden hacer vida normal", aclara.

Los especialistas creen, no obstante, que falta concienciación. "Un infarto se ve como algo grave y la insuficiencia cardiaca no, cuando es igual o más grave por su mortalidad y por las recaídas", afirman. De hecho, en Cabueñes la mitad de los enfermos vuelven a ingresar a los dos o tres meses. Y, según las estadísticas, la insuficiencia cardiaca es la causa más frecuente de hospitalización en mayores de 65 años.

La unidad del hospital gijonés trata de reducir ese número de ingresos a través de sus consultas. Son atendidas por dos médicas y cuatro enfermeras, y en ellas es fundamental el control precoz. "Se les enseña a detectar las complicaciones que puedan tener -la primera es la hipotensión-, a entender la enfermedad y sus limitaciones, y a hacer un seguimiento en casa de peso, tensión, ejercicio físico...", comenta Vega.

Una labor "artesanal"

La insuficiencia cardiaca es, por definición de los expertos, "una enfermedad grave (crónica) en la que el corazón no bombea la sangre al organismo como debiera". El tratamiento médico más habitual son los fármacos, aunque Cabueñes también practica cirugías como el desfibrilador automático implantable (DAI) y la terapia de resincronización. Los pacientes que necesitan asistencia ventricular o trasplante cardiaco son derivados al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Desde que funciona la unidad de Cabueñes, sólo se derivó un caso de trasplante.

Por su parte, en las terapias farmacológicas, asegura Eduardo Segovia, se hace casi "una labor artesanal". Ningún tratamiento es igual a otro, se personaliza. Llegar a la dosis ideal puede llevar meses. Por eso, los especialistas pasan consulta una vez al mes o cada quince días. En esta área es "fundamental" el papel de la enfermería. "Explican al paciente los hábitos de vida saludables, detectando de forma precoz las descompensaciones y participando de forma activa en la evaluación clínica", explica el equipo.

Las enfermeras Tatiana Gallego, Sofía Sánchez, Belén Soler y Asela Villafañe capacitan al enfermo para que sepa detectar "los síntomas de alarma": aumento de peso, hinchazón de pies, sensación de falta de aire, tos, dolor de pecho o cansancio. De forma que también es esencial en la insuficiencia cardiaca la implicación del enfermo y de su familia.