"Estoy en operación bikini" o "tengo que bajar cinco kilos en un mes". Son algunas frases que se escuchan con frecuencia a estas alturas del año. Y no es malo -sino saludable en muchos casos- proponerse bajar unos kilitos. Pero el problema está en que no se convierta en una obsesión y no pasarse de lo saludable. Por eso, los especialistas inciden en que "hay que adelgazar con cabeza".

Así lo plantea, por ejemplo, Leticia Dekock Corredor, nutricionista que ejerce en Gijón. "Cada primavera, con la llegada del buen tiempo y el cambio de vestuario, prolifera la publicidad de innumerables artículos, centros, y productos que no ofrecen más que "dietas milagro" carentes de todo rigor científico. Este tipo de dietas no son la solución a ninguna de las consultas de nutrición y nunca nos ayudan a adelgazar de manera adecuada. Es más, pueden ir acompañadas de riesgos para la salud", recalca. Y lanza varios consejos para conseguir el objetivo de manera sensata.

1. Que no te engañen, en nutrición no existe la magia

"El atractivo de las dietas milagro es adelgazar rápido y sin esfuerzo, pero lo que la gente ignora es una común carencia de nutrientes esenciales que pueden dar lugar a problemas de salud y que al abandonarlas es habitual engordar más kilos de los perdidos; fenómeno conocido como 'efecto yo-yo'", recalca la nutricionista.

"Hay varias modalidades, pero al final esconden todas los mismos peros. Podemos encontrar 'las monodietas', que fomentan el consumo de un alimento concreto atribuyéndole propiedades beneficiosas, 'dieta de muy bajo aporte calórico' y, por último, las más extendidas, que son 'las dietas hiperproteicas'. Seguir esta clase de dietas una temporada puede llegar a causar alteraciones gastrointestinales por falta de fibra, lo que puede derivar en estreñimiento, mareos, intolerancia al frío, sequedad de la piel, la pérdida de cabello, insomnio, ansiedad (especialmente por consumir azúcar e hidratos de carbono), irritabilidad, incremento de los niveles de colesterol, y un largo etcétera", explica la experta.

Leticia Dekock recalca que "debemos aprender a detectar" las dietas peligrosas y "tener claro que su mayor reclamo es que prometen perder peso rápido y sin esfuerzo". Y añade: "Se busca la máxima bajada de kilos sin control por parte de un nutricionista que nos acredite que lo que se está perdiendo es masa grasa. Además, sugieren una ingesta demasiado baja de calorías, lo que supone un aporte deficiente de nutrientes y energía, a la vez que prohíben la ingesta de alimentos básicos, como pueden ser los hidratos de carbono".

2. Pautas para adelgazar con cabeza

-Quien debe realizar el plan nutricional "debe ser nutricionista titulado universitario, que es el sanitario realmente cualificado para hacerlo".

-La dieta a seguir debe ser siempre "individualizada, elaborada para cubrir las necesidades nutricionales de cada uno y que a la vez permita llevar a cabo un ritmo de vida normal y corregir los hábitos alimentarios inadecuados. La restricción energética debe ser moderada, que induzca una pérdida de peso progresiva y constante (0,5 a 1 Kg/semana)".

-En cada consulta se debe realizar "un estudio nutricional completo de cada persona. No vale sólo con pesar, medir y calcular el IM, hay que profundizar en la composición corporal y el estado nutricional en cada caso".

-El experto tiene que "valorar los hábitos, gustos y aversiones, de manera que se ofrece un dieta personalizada, no 'prefabricada', teniendo en cuenta todos los aspectos que condicionan nuestra alimentación y, directamente, nuestra salud".

3. Cómo evitar el "efecto yo-yo"

Resulta imprescindible plantar batalla al temido "efecto yo-yo". "Han de adquirirse herramientas para evitar el 'hambre emocional' y aprender a cocinar de manera adecuada. Esto implica saber identificar la cantidad de alimentos que necesitas, cómo combinar los alimentos, cómo evitar el consumo de "calorías vacías", etc.", recalca la nutricionista.

Todo ello, insiste la experta, "se logra durante el acompañamiento por parte del nutricionista en las consultas de seguimiento, que es quien debe valorar los progresos e ir adaptando los cambios en la alimentación para conseguir ese objetivo realista que nos hemos marcado, siempre de la formas más segura y eficaz".