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RAÚL SUEVOS BARRERO | Coronel de Infantería

"Por fortuna, nunca entré en combate; ningún militar quiere entrar, sólo los imbéciles"

"Mi madre era de Ibias y todos los veranos de mi infancia los pasé allí, de una manera muy natural y muy salvaje"

El militar Raúl Suevos, junto al caril bici del Puerto Deportivo de Gijón. MARCOS LEÓN

Es un gijonés recuperado, después de muchos años. Ha vuelto a su tierra con el mismo fervor y entusiasmo de su juventud. Culto y comunicativo, Gijón ha ganado una figura.

- Dígame quién es.

-Nací en la casa cuartel de Salinas (1954), menor de dos hermanos. Con 8 años vinimos a vivir a Cimadevilla. Me fui de Gijón a los 18 para preparar el ingreso en la Academia Militar de Zaragoza, pero toda la vida he ejercido de asturiano y de playu. Tengo casa aquí para los veranos y Navidad, y ahora estamos mi mujer, que es maña, y yo, viviendo la mitad del año en Zaragoza y la otra media en Gijón, en espera de tomar una decisión. Tengo dos hijos, pero ni son maños ni asturianos, son más bien del mundo, ya que por mis destinos han vivido el mayor tiempo en el extranjero. Primero en el Pirineo, ya que estoy especializado en unidades de montaña, y después he trabajado en Cuarteles Generales en Europa. Últimamente estuve de Delegado de Defensa en Cuba, y después en Operaciones Exteriores.

- ¿Sus hijos han seguido sus pasos?

-La chica sí, es oficial de la Guardia Civil, y el mayor se dedica al comercio internacional.

- ¿Ha sido feliz en la carrera militar?

-Muy feliz. La carrera militar es en blanco y negro. Si no eres feliz se convierte en un infierno, y lo mejor es dejarla. Es una carrera tremendamente vocacional, una profesión de múltiples facetas. Yo he hecho siempre lo que he querido.

- ¿Cuál ha sido su primer destino?

-Salí como teniente de Infantería y mi primer destino fue en Pamplona, en el regimiento América 66, un regimiento de cazadores de montaña.

- ¿Qué recuerdo conserva como más agradable?

-El contacto con la naturaleza. Mi madre era de Ibias, y todos los veranos de mi infancia los pasé allí de una manera muy natural y muy salvaje. Yo creo que el hecho de que me especializase en montaña viene de ahí. Recuerdo esos primeros años, donde el servicio militar tenía mala fama, y nosotros no sentíamos ese problema porque la gente que venía a las unidades de montaña estaba tan ocupada que no tenía tiempo a pensar. En esos primeros años podía estar fuera de casa 180 días, por el monte. He recorrido todo el Pirineo por arriba y por abajo, y podía decir exactamente dónde estaban las mugas, los mojones fronterizos, con exactitud.

- ¿Que función cumplían en la montaña?

-Era la de estar preparados para si el Gobierno te precisaba para algo. En la época del Gobierno de Calvo-Sotelo, cuando ETA estaba muy activa, se nos pidió que cerráramos toda la frontera pirenaica, y, en efecto, nos desplegamos durante meses, tanto en invierno como en verano, para conseguir esa impermeabilización. Las unidades del Ejército, desde el año 95, todas, empezando por el Regimiento Príncipe, que es una unidad muy activa, están preparándose o desplegadas en operaciones. Tenemos que ser solidarios con las organizaciones colectivas, como puede ser la OTAN o la Comunidad Europea.

- ¿Conserva alguna memoria desagradable?

-Sí. La peor fue un accidente que sufrimos en el Pirineo. Se produjo una avalancha enorme, con el resultado de muchos muertos, demasiados? Ése fue el peor momento de mi vida profesional. El Estado pagó a cada una de las familias una cantidad. No sé cuánto.

- Sé que escribe usted en bable?

-Intento escribir en bable. En los últimos 25 años he tenido que manejar varios idiomas, más de lo que nunca pensé.

- ¿Cuántos?

-El que mejor hablo es el italiano. Estuve destinado tres años en Florencia, una época maravillosa. Me defiendo en inglés, francés, portugués, alemán, y algo de árabe. Pero el italiano me encanta.

- ¿Qué piensa de la cooficialidad del bable?

-La normalización creo que es un problema político, pero no sé hasta qué punto es social. Los últimos estudios dicen que no existe esta discusión a nivel de la sociedad. Creo que Asturias tiene la ley de Uso, que es un instrumento muy importante que no está agotado, y que debería agotarse. Hay problemas en Asturias superiores a éste, por ejemplo, el envejecimiento de la población, la desindustrialización que va cuesta abajo sin frenos, la agricultura, las comunicaciones? He leído que somos la última región en cuanto a la recuperación de los puestos de trabajo perdidos durante la crisis. Yo me he aproximado al bable ahora que tengo tiempo, y he descubierto una lengua maravillosa, me he encontrado con una riqueza gramatical brutal que no se debe perder. Pensábamos que era un dialecto, una germanía, y no, hay una historia, una gramática? Escribo cartas al director de LA NUEVA ESPAÑA, y de vez en cuanto me las publica en asturiano.

- Decía Jesús Evaristo Casariego que el bable era un detritus del castellano?

-No estoy de acuerdo. Es una lengua romance, como el castellano. Cuando leí el "Cantar del Mio Cid", al llegar a las Juras de Santa Gadea, el Cid le dice al rey "que te maten asturianos, de las Asturias de Oviedo", y hay una explicación. Cuando el Reino de Asturias se traslada a León quedamos aislados, la geografía es la que es, y las comunicaciones igual. Este aislamiento supuso que lo que se hablaba aquí se quedase en una burbuja, de manera que esta lengua romance puede ser más antigua aún que el castellano. Supongo que la alusión del Cid se refería a nuestra bravura por el hecho del mismo aislamiento.

- ¿Qué piensa usted del procés catalán?

-Históricamente Cataluña se ha sentido diferente, pero no olvidemos que cuando se votó la Constitución, casualmente tuvo más aceptación en Cataluña que en el resto de España. Posteriormente se la dotó de un estatuto, que es inimaginable en el resto de Europa. El monstruo político que engendró todo esto fue el señor Pujol, de una manera taimada y traicionera, que poniendo buena cara hacia Madrid estuvo trabajando de una manera solapada, sobre todo en materia de educación, durante treinta años. Y cuando surge el escándalo del 3 por ciento, hay una parte de la política catalana que decide lanzarse a la independencia para escapar de los tribunales españoles, sin tener justificación legal, ni social, ni histórica. Pero la clase política española actual no está a la altura de las circunstancias.

- ¿A quién expulsaría de esta sociedad?

-No me gusta el papel de juez ni el de árbitro. Pero ya que me ha puesto usted en el brete yo diría que a los españoles. Por su indiferencia, su superficialidad, su ignorancia, su consumismo? No vemos más allá del día a día. Pero luego somos los primeros en protestar de todo; se está dando de nuevo lo que decía Ortega de la rebelión de las masas. España fue el primer país europeo que más votos otorgó a la Constitución, y seguro que la mayor parte de los españoles no empleó ni cinco minutos en saber de qué iba.

- ¿Que sueña?

-Una vida de tranquilidad en esta última parte de mi existencia. He tenido una carrera militar muy rica, estoy en la reserva y dentro de un año alcanzaré la jubilación. Estoy muy satisfecho, he llegado a lo máximo que podía llegar dadas mis condiciones. No he entrado nunca en combate, por fortuna. Ningún militar quiere entrar en combate; sólo los imbéciles.

- ¿Qué le apasiona?

-Leer, siempre, y ahora escribir en bable. También el golf.

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