Desirée Gabarri Jiménez no puede ocultar la sonrisa con su primera experiencia laboral. La joven gitana trabajó este año 15 días como dependienta en una pastelería de La Calzada para dar vacaciones a otra persona, y puede a que a mucha gente le parezca poca cosa pero para ella es un mundo. Porque Desirée, gitana, de 21 años, nunca había trabajado antes y no sabía lo que suponía ser independiente económicamente, aunque fuera por dos semanas.

Por eso su experiencia es "fundamental" para abrir camino a otras jóvenes mujeres gitanas interesadas en "ser las protagonistas de su propia vida". Porque ese es, precisamente, el objetivo que persigue el programa "Sara Romí", tal y como explica la monitora Itzíar Balbín, encargada de formar a un grupo de 15 mujeres de entre 19 y 35 años en campos como la resolución de conflictos, la atención al público, primeros auxilios y hasta manipulación de alimentos. Todo, con el objetivo de darles herramientas que las ayuden a encontrar un empleo, y "a seguir en el circuito que desarrollamos desde la Fundación Secretariado Gitano para ellas, para que sigan labrándose su propio camino".

Tras su paso por el programa ya disponen de habilidades que "antes no teníamos, hemos aprendido mucho", reflexionaba Yolanda Fernández. Como ella, Desirée Gabarri Hernández sueña con "un empleo en algo de moda, me gusta mucho la tienda, la ropa, algo en ese campo", señalaba antes de recoger su diploma.

Gracias al programa ya pueden empezar a pensar en un futuro laboral. Con la buena noticia añadida de que "ellas mismas se dan cuenta de que es necesario, algunas ya han hecho una FP y tenemos el programa completo con la previsión de que el año que viene sea así otra vez", sostiene la tutora del grupo. Las jóvenes gitanas lo tienen claro: "ha sido muy divertido y muy importante para nosotras".