Con la llegada del buen tiempo, el pasado fin de semana, la playa de Estaño recibió a los primeros bañistas del año. A su llegada al arenal del este del concejo gijonés se llevaron la primera sorpresa de la temporada estival: un enorme argayo cubre gran parte del arenal, "unos diez metros de ancho y cincuenta de largo", en palabras de un habitual.

"Todos los años se desprende alguna roca de esa ladera con las tormentas, pero este año es mucho más", reconoce este bañista, "en invierno, con las tormentas es el peor momento, pero también en verano, cuando se seca y agrieta el barro que hace de sujeción". En esta ocasión, el argayo que se puede observar en el arenal es mayor que en otras ocasiones: "son muchos metros seguidos de roca, que le comieron varios metros de profundidad a la ladera", arguye.

Y con ello, el mayor de los peligros: la fosa séptica de hormigón que se encuentra sobre la ladera -para recoger las aguas negras del bar y los apartamentos que se construyeron junto a la playa-, se encuentra sujeta por apenas unos centímetros de piedra, quedando enteramente al descubierto y casi apoyo. "Con dos tormentas más, nos encontraremos la fosa séptica desbordada en medio de la playa", explicita el bañista.

Unos argayos que suponen un riesgo para bañistas y también para el medio ambiente. "En esa zona no suele haber mucha gente, porque huele bastante mal, pero si coincide...", analiza el gijonés, "lo peor es que si cae desde allí arriba, se partirá y todos los residuos que tiene dentro se acabarán por esparcir entre el arenal y el agua".

Unas problemáticas relativamente nuevas que se unen a las habituales de la playa de Estaño. "El sábado, que estuvo la mar en calma, el agua estaba bastante limpia", rememora el bañista, "pero el domingo que se batió un poco más, ya vuelve a estar sucia". Una suciedad que se refleja en las grandes manchas de espuma que cubren las aguas frente al arenal de la zona este del concejo. "Ya atufa ahora, imagínate en agosto", clama. Desde el Consistorio se viene insistiendo en que se trata de restos de algas y medusas, una explicación que causa bastante controversia entre quienes acostumbran a frecuentar la playa de Estaño.