La cama en la que durmió Jovellanos durante su destierro en el castillo mallorquín de Bellver era de quita y pon, y tenía doble colchón. Estos detalles fueron ayer revelados por el historiador Jaume Llabrés en una conferencia pronunciada en el Museo Casa Natal de Jovellanos, donde a partir de ahora se expondrá el famoso lecho. El estudioso mallorquín aseguró que el escritor y jurista gijonés "sabía que se iba a llevar la cama cuando la mandó hacer" en el año 1801, ya que "se puede plegar". Y de hecho así fue: en ella durmió hasta su muerte en Puerto de Vega en 1811.

Pero hay más curiosidades del lecho de Bellver. Por ejemplo que Jovellanos "seguramente necesitase un par de colchones para llegar a la altura del cabecero". Cosa hasta cierto punto lógica, dijo Llabrés, para soportar el frío de las salas góticas. Sobre la madera empleada no hay unanimidad, aunque se cree que es cerezo. La cama, en líneas generales, es de estilo Carlos IV o neoclásico. Sin embargo, hay detalles que la hacen "atípica": los pilares de sección cuadrangular y, sobre todo, un dibujo circular de marquetería dentro de un recuadro en el centro del cabecero. "Es lo más extraño de la obra; ninguna cama lo tiene. Al principio da la sensación de que es un añadido, pero no, fue un capricho de Jovellanos", aclaró el historiador.

Para Jaume Llabrés la cama del palacio de Bellver es una obra "muy elegante, ligera y de gran belleza", mucho más de la que se aprecia en las fotos. Además, en la parte alta del cabecero destaca un óvalo de marquetería, en la que se observa un paisaje. El mallorquín, que fue presentado por el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, Javier González Santos, hacía veinte años que no pisaba Asturias. Y volvió a Gijón por la puerta grande, con una conferencia en la Casa Natal de Jovellanos titulada "La cama de Jovellanos en Bellver y el mueble de estilo Carlos IV en Mallorca".

El experto hizo un recorrido por los lugares que frecuentó el Ilustrado durante su destierro en las islas, desde 1801 a 1808. El puerto, la cuesta de la Catedral de Mallorca, la plaza de Cort, la iglesia de Santa Eulalia o la subida a la Cartuja fueron algunos de los escenarios elegidos para mostrar lo que vio Gaspar Melchor de Jovellanos en su época y lo que se ve ahora. En general, "todo cambió muchísimo", indicó. Parada especial hizo Llabrés en la casa de Sa Roqueta, que es a la que el propio político gijonés más líneas dedica en su diario. "Está abandonada y medio derruida, pero el excusado se mantiene. Y por ahí tuvo que pasar Jovellanos", señaló, provocando las risas del público. Llabrés también hizo un repaso por los muebles de la época hasta llegar al típico posado del Ilustrado sobre una silla, que es de estilo Carlos IV.