Llevaban viéndose al menos cinco meses y el tonteo por los pasillos era evidente según algunos profesores, pero el escándalo se ha destapado ahora. Una maestra gijonesa de 34 años del colegio San Miguel -un centro católico y bilingüe ubicado en el barrio de Pumarín y dependiente del Arzobispado de Oviedo- ha sido apartada cautelarmente de la docencia por mantener una supuesta relación sentimental con un alumno del centro que cursa 4.º de la ESO, de 15 años de edad. Ella, tutora en el primer ciclo de Primaria y experta en pedagogía terapéutica, ha negado cualquier vínculo con el menor de edad y achaca las sospechas a un enamoramiento por parte del alumno que, por su parte, habría reconocido los hechos aportando datos que podrían confirmar la veracidad de los indicios. Por el momento, los tutores legales del adolescente no han presentado denuncia por estos hechos que, de demostrarse como ciertos, podrían constituir un delito de abuso sexual, al tener uno de los protagonistas menos de 16 años.

La dirección del centro sostiene que tuvo conocimiento del caso el pasado jueves. Acto seguido se entrevistaron con la profesora -cuenta con una larga trayectoria, sin tacha, de casi una década en el colegio San Miguel, del que también fue alumna- que, pese a negar los hechos, fue apartada de sus funciones el pasado viernes. No fue hasta el lunes cuando la dirección del centro, encabezada por Miguel Ángel Campos, reunió a todo el profesorado para transmitirles la medida adoptada contra la maestra y pedirles máxima discreción. No obstante, según ha podido saber este periódico, la supuesta relación entre profesora y alumno ya era algo de lo que se hablaba en algunos corrillos de profesores y que algunos padres intuían. A otros trabajadores del centro, sin embargo, les han encajado "algunas cosas" a raíz de estallar la noticia. En varias ocasiones se había visto al alumno acudir a ver a la profesora a la zona de Primaria, donde impartía clases. Incluso, en el colegio se habla de que el adolescente pedía en algunos momentos ausentarse de clase con alguna excusa e iba a Primaria a ver a la profesora ahora apartada. Conocedores del centro apuntan a que a la profesora, que podría acabar expedientada, "se le notaba mucho" con frecuencia "cierta actitud de tonteo" con otros alumnos de secundaria.

Versiones distintas

Estos movimientos anómalos del joven -contra el que no se han tomado medidas, al entender que "en absoluto ha cometido ninguna irregularidad"- motivaron que algunos miembros del personal docente de secundaria lanzasen el aviso a la dirección del centro al notar ciertas actitudes en el alumno, que esta semana se reincorporó a las clases con el resto de compañeros. La dirección fue la encargada de poner los hechos en conocimiento de los tutores legales del menor. También se entrevistó por separado con ambos implicados, que ofrecieron versiones muy distintas. Acto seguido se activaron los mecanismos a su alcance y pusieron en conocimiento de Inspección Educativa toda la información de la que disponen actualmente y cuentan con el apoyo de la asociación de padres y madres. En principio, la dirección contaría ya con algunos indicios de que algo pasó entre ambos, a la vista del relato del joven.

Desde el primer momento, la dirección del centro vio necesario apartar a la profesora de sus funciones diarias para evitar situaciones incómodas mientras se investigan los hechos. Una decisión que se hizo efectiva el pasado viernes y que paulatinamente se ha ido comunicando a los padres de los alumnos que tenía a su cargo como tutora. El colegio trabaja el asunto "con la debida cautela y discreción, pensando siempre en el bien del alumnado", asegura el director.