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ANDRÉS GOTEIRA | Cineasta, presenta hoy en Laboral Cinemateca su premiada película "Dhogs"

"Una película masticada me puede gustar, pero como director quiero remover"

"'Dhogs' contiene un entrenamiento crudo y uno o varios relatos para zarandear al espectador que genera esta sociedad y meterlo en la historia"

Andrés Goteira.

Con su primera película, "Dhogs", ha ganado el premio de la crítica del Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas. Andrés Goteira (Lugo, 1983) estará hoy en Laboral Cinemateca (20,00 horas) para presentar una obra que se ha convertido en uno de esos títulos que aplauden crítica y espectadores.

-"Dhogs" ha tenido una gran recepción en importantes festivales. ¿Satisfecho?

-Pues sí, porque si le cuento cómo empezó la película, que era muy pequeñita y se inició en mi pueblo, en Meira... Fue tirando de nosotros y estoy encantado por lo que dice la crítica, claro.

-Sé que el rodaje de "Dhogs" fue difícil y que tuvo que acudir a los micromecenazgos, incluso con la puesta a la venta de una cerveza artesanal.

-El rodaje en sí quizás no fue tan difícil, lo complicado resultó encontrar la financiación adecuada para rodar lo que yo imaginaba. Arrancamos con una inversión privada pequeña y después recurrimos, en efecto, al micromecenazgo a través de familia y amigos. Fuimos poco a poco. Y teníamos esa cerveza artesana hecha especialmente para la película. Fue un "merchandising" un poco peculiar, pero todo eso llevó a crear una comunidad en torno a la película a lo largo de cuatro años.

-¿Cuatro años desde que tomó la decisión de rodar "Dhogs" hasta el montaje final?

-Sí, sí. Después ha tenido un año de recorrido.

-¿Qué ha querido contar en "Dhogs" que mereciera tanto esfuerzo?

-La película contiene un entretenimiento crudo, uno o varios relatos para zarandear al público y al espectador pasivo que genera esta sociedad; intentar meter al espectador en la película y hacerlo partícipe de la misma, que forme parte de ese juego.

-¿Le gusta que se diga de su película que es una fascinante rareza o se pone en guardia cuando escucha críticas de ese tenor?

-Me gusta mucho, y, también, que un espectador diga que no le ha gustado nada, o que no ha entendido la película, o que lo ha pillado todo. Toda es mezcla me define de alguna manera.

-¿Apuesta por un cine que remueva de alguna manera al espectador?

-Totalmente, me gustan las películas que juegan contigo, que hacen reaccionar y que te remueven por dentro, sí. Y que te haga desear, al menos un poco, querer ver la película otra vez. Todo eso me interesa. Una película masticada me puede gustar, pero lo que quiero como director es remover al espectador, jugar con él.

-¿La función del director joven es innovar o debe insertarse en una determinada tradición?

-En mi opinión, innovar. Aunque sé que es muy difícil, hay que intentarlo. Lo que no quiero es hacer lo que el espectador pretenda que haga. Tengo el reto de querer hacer algo distinto.

-A usted se le sitúa en la órbita fílmica de directores como Quentin Tarantino o David Lynch. ¿Se siente cómodo entre el discipulado de esos dos cineastas?

-Soy el resultado de una mezcla de muchas cosas, o sea, muy Lynch. Bebo de referencias muy diferentes, aunque entiendo que se me ligue a veces a Lynch y, en otras ocasiones, a (Michael) Haneke o a Tarantino. Lo que quiero es llevar al espectador a mi terreno y contar las cosas a mi manera. En "Dhogs" sí se nota que están Lynch, Tarantino y los (hermanos) Cohen.

-¿Cuál es ese terreno al que quiere llevar al espectador?

-Lo que pretendo es hacer pensar al espectador, introducirlo en una atmósfera extraña que le lleve a imaginar una historia que a lo mejor no va a suceder; hacerle sentir cosas por dentro y mantenerlo en tensión. Algo así, porque los espectadores están abrumados por lo que está pasando.

-¿Por qué le interesa ese lado perverso y oscuro del ser humano, la violencia, el mundo de "Dhogs"?

-Más bien es una crítica a la violencia del ser humano. En uno de los festivales, quizás en Londres, se hablaba precisamente de eso: la violencia estaba en el orden del día de todas las películas. Lo que he hecho es criticar la violencia a través de las manifestaciones de la violencia, aunque suene extraño. No es el terreno en el que quiero seguir, pero sí me interesa reflejar y criticar el mundo. En "Dhogs" he ido por ahí.

-¿El cine como entretenimiento para contar cosas más o menos profundas?

-Pues sí, una mezcla de esas dos cosas. De hecho, lo nuevo que estoy escribiendo es un "thriller" y, al mismo tiempo, hablo de la adolescencia, de la inadaptación. Todo esto tiene que tener ese envoltorio del entretenimiento, un entretenimiento crudo.

-¿Por qué decidió rodar "Dhogs" en gallego?

-Porque es la lengua que he hablado siempre. La película se ha hecho en mi pueblo y con mis amigos de toda la vida. Nos sentimos cómodos con nuestro idioma y queríamos hacer una película que nunca habíamos visto en Galicia, con un estilo diferente. Nos hemos sentido orgullosos de poder rodar "Dhogs" en gallego. Si en Noruega hacen las películas en noruego, ¿por qué en Galicia no vamos a hacerlas en gallego?

-Antes decía que estaba con la escritura de un guión. ¿Por dónde irá su cine ahora?

-Estoy con dos proyectos: uno es más pequeñito, un documental amable que tira hacia la comedia y trata de un actor frustrado; el otro, está en la línea narrativa de "Dhogs" pero habla de hacia dónde están yendo los adolescentes, de la libertad... Un poco sobre el superhéroe que lleva en su interior todo inadaptado. Los premios ayudarán, tal vez, a lograr financiación más fácilmente. Vamos a luchar e intentarlo. La Xunta de Galicia me ha dado ya una ayuda para escribir el guión.

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