Ojos tapados por un antifaz, una pelota de espuma con cascabel y una raqueta que busca, no sin complicaciones, golpear. Una veintena de niños del Real Grupo de Cultura Covadonga se pusieron ayer en la piel de Álex Varela Rodríguez, un joven invidente de 24 años que juega al "blind tennis". O lo que es lo mismo, tenis para ciegos. En la especialidad, ahora en auge, es de los mejores: está entre los ocho primeros del mundo. Y eso que empezó, como él dice, "cazando moscas" hace años y medio. "Al principio son demasiadas cosas y parece que estás atrapando bichos: hay que escuchar la pelota, hay que controlar la altura, hay que pegarle...", explica este mierense de nacimiento, aunque gijonés de residencia.

Los pequeños grupistas dan buena fe de ello. "Nos parece imposible que pueda darle a la bola al sacar. Es súper difícil", aseguraron Juan Fernández, Mateo Polledo, Álvaro Llaneza, David Menéndez y Lucas Descalzo, cinco de los más de veinte que jugaron a ser Nadal, pero con los ojos tapados. Los "padres" en España de esta especialidad son Paco Verdú y Fernando Ortega, al frente de la Fundación Sound Tenis, con academias en Madrid, Barcelona, Valencia y Gijón, y más de cincuenta jugadores en todo el país. El responsable de traer el "blind tennis" a Asturias fue precisamente Álex Varela: "Quería hacer deporte y, buscando por internet, di con el tenis. Llamé a Paco y a Fernando, y decidieron poner aquí una academia". La escuela está "en plena expansión", como destaca Paco Verdú. Las clases son gratuitas, ya que la fundación se financia a través de sponsors.

La de ayer en el Grupo fue la exhibición número 86 y con ella sus promotores pretenden promocionar esta variante del tenis tradicional e impulsarla como deporte olímpico. Paco Verdú detalla que una de las claves de esta especialidad es la pelota, de espuma para evitar daños, y con un cascabel en su interior para que suene. "La bola puede botar tres veces. El primero se utiliza para saber si viene de derecha o de revés. El segundo, para aproximarse a la pelota y el tercero, para impactar", detalla. La segunda clave es tener una imagen tridimensional de la pista.

"El jugador tiene que saber en todo momento dónde está y conocer muy bien las medidas. Por ejemplo, el cuadrante del saque lo dividimos en celdas y cada una de ellas las enumeramos para practicar sobre ello", abunda Verdú. Además, en la categoría de ciego total, en la que compite el gijonés Álex Varela, las líneas tienen una especie de relieve táctil. Son cuerdas, que el tenista toca con el pie, la mano o la raqueta para encontrar la intersección de las líneas. Con todo, subraya Verdú, los jugadores del "blind tennis" acaban "con mayor agotamiento mental que físico".

Los jóvenes tenistas del Grupo Covadonga practicaron ayer con antifaces. La mayoría ya conocían la especialidad, aunque nunca la habían probado. ¿La conclusión? "Es más difícil de lo que parece", dice Juan Fernández, de nueve años. A pesar de ello, "nos lo pasamos muy bien", apostillan Álvaro Llaneza y David Menéndez, de ocho y diez años respectivamente. El instructor Paco Verdú asegura que es uno de los deportes más complicados, porque "es el único que tiene el componente de la altura". "En el resto, la pelota rueda; aquí no. Por eso, cuando logran darle con la raqueta es doblemente satisfactorio". Y Álex Varela le da como un campeón.