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Con cuerda para rato

La OSPA, con Shay Wosner al piano, ofrece un notable concierto en el que destacan Mozart y Haydn

La OSPA, durante su interpretación de ayer en el Jovellanos. JUAN PLAZA

Precioso concierto el celebrado anoche en el teatro Jovellanos. Media entrada pese al atractivo del programa, en el que hubo un cambio. Benjamin Britten, cuya partitura estaba previsto que lo abriera, fue sustituido por el ucraniano Valentín Silvestrov, el autor de "Requiem por Larissa", una obra que le ha hecho célebre. En este caso, la partitura interpretada ayer se titulaba "El mensajero", compuesta para cuerdas y piano. Muestra un mundo irreal, donde no cabe la prisa, la confrontación, ni la ira. Por el contrario todo es calma, placidez y paz.

No hubo intermedio entre esta pieza y la siguiente, pensamos que el público no se percató de su final y el director decidió afrontar el "Concierto para piano nº 21 en do mayor", de Mozart. Un caramelo. El pianista, que no había tenido ocasión de lucirse en la obra de Silvestrov, dio el do de pecho en ésta. Es una composición difícil y muy complicada, que el israelita Shai Wosner resolvió con una limpieza extrema. Fue tan aplaudido que no tuvo más remedio que sentarse de nuevo ante el piano, para regalar una propina, la "Danza húngara" de Schubert.

Tras el descanso, Britten iba a ofrecer la "Variaciones sobre un tema de Frank Bridge", solo de cuerdas. Este compositor fue un niño prodigio. Empezó a escribir música a los cuatro años, y a los doce ya tenía una docena de obras de gran envergadura. El sensacional éxito de la composición escuchada ayer, representada en el festival de Salzburgo de 1937, le catapultó a la fama. En ella reúne once variaciones, que yo diría comprenden una tormenta de ideas. Ideas breves, adagio, marcha, romance? Se advierten ritmos barrocos, referencias neoclásicas, para terminar con una melodía que parece que ha cortado de pronto la inspiración del artista.

Remataba el concierto Haydn y su "Sinfonía nº 82 en do mayor, El Oso" en cuatro movimientos. Destacan en ella los metales y la percusión, que consiguen un tutti orquestal muy brillante. El uso humorístico de las cuerdas graves, al final, imitado después por los violines, es lo que propicia el nombre del Oso. Un gran concierto, aplaudido generosamente. Todo estuvo a un gran nivel. Es la OSPA?

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