Los asturianos pasan cada vez más por el quirófano para mejorar su estética. Cada año se realizan en la región una media de un millar de intervenciones de cirugía plástica estética, de las que las más solicitadas son las de aumento de pecho, seguidas de cirugía abdominal (las liposucciones de reducción de volumen corporal) y las cirugías de los párpados, que son las que más han crecido en los últimos años.

Así lo señalaron ayer los cirujanos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética reunidos en la Laboral para celebrar su congreso nacional y poner el foco de forma monográfica precisamente en esta última cirugía, la realizada en los párpados y las zonas adyacentes a los ojos para rejuvenecer la mirada o corregir secuelas patológicas. Se trata de una intervención muy demandada sobre todo en la franja de población de más de 55 años, habida cuenta de que "no deja cicatrices, el resultado es muy natural, se hace con anestesia local y no requiere hospitalización", señalaba la cirujana Ana Jiménez.

Además, en los últimos tiempos cuenta con la ventaja de que la grasa que se extrae de las bolsas de los párpados se puede inyectar en las arrugas de expresión con mucho mejores resultados que el ácido hialurónico, puesto que "los resultados son permanentes, no es necesario repetir el tratamiento", destacan los especialistas.

El doctor Jesús Barón, presidente del congreso, quiso poner de relieve la importancia de estas operaciones que "está relacionada con dos fenómenos sociales: el envejecimiento de la población y un interés creciente del interés por la estética y la propia imagen". Porque "cada vez más hombres se animan a realizar este tipo de intervenciones", si bien la gran mayoría siguen siendo mujeres.

En las consultas asturianas la mayoría de las intervenciones que se llevan a cabo (un 80 por ciento) son retoques estéticos, mientras que las de reconstrucción suponen un 20 por ciento. La región cuenta en la actualidad con más de una veintena de cirujanos plásticos, profesionales que "cuentan con una amplia formación, con seis años de Medicina. Por eso la Sociedad incide en la necesidad de que "los pacientes se aseguren de que los profesionales a los que recurren cuentan con una titulación oficial".