Fernando Fueyo, histórico capellán del Sporting y quien durante décadas había sido párroco de San Nicolás de Bari, en El Coto, falleció en la mañana de ayer a los 85 años. Muy querido en la ciudad por parroquianos y sportinguistas, estuvo al frente del templo de El Coto durante más de 35 años. Había comenzado a pedir su relevo en 2018, y tras la jubilación, colaboró con la parroquia hasta que las fuerzas le fallaron. Fueyo, nacido frente a la escalera 3 de San Lorenzo, fue uno de los pioneros de la misión asturiana en Burundi y siempre defendió la fe desde la generosidad y la empatía.

Será su parroquia le despidió ya ayer, con la instalación de la capilla ardiente a las 17.00 horas, y hoy, con un funeral programado también para las 17.00 horas. Incansable, vital, carismático y locuaz, la ciudad llora la pérdida de uno de los curas que mejor supo entender el oficio para entregarse a los demás. Su muerte deja un vacío irreparable en la comunidad sacerdotal asturiana y en todo el entorno del Sporting, del que fue capellán desde la década de los 90 hasta su último aliento.

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Capilla ardiente de Fernando Fueyo en Gijón Marcos León

Fernando Fueyo falleció en el Hospital de la Cruz Roja de Gijón, donde ingresó el pasado martes ante el empeoramiento de su salud, delicado en los últimos meses. Estuvo acompañado hasta el último momento por Guadalupe y su hermana, las dos personas que más le han cuidado en los últimos años. Nacido en Gijón en 1937, "enfrente de la escalera 3", como a él siempre le gustaba recalcar, su padre, Manuel, era de Riaño, y fue ebanista popular en Gijón, conocido como Manuel el de "Casa Fuente", por el nombre del negocio en el que trabajaba. Contaba que de él había hererado la vocación por ser un "hombre piadoso", siendo su padre uno de los impulsores de la parroquia de la Milagrosa. Su madre, Blanca, era de Barros. A finales de la década de los años 20 la pareja se mudó de La Felguera hasta Gijón, donde nacieron sus cuatro hijos: Ángeles (1930), que fue Hija de la Caridad, Manuel (1931), que también fue sacerdote, Fernando (1937) y Carlos (1940). Todos ya han fallecido. El sacerdote nació bajo las bombas de la Guerra Civil. Sus padres siempre le habían contado que se lo tuvieron que llevar recién nacido al refugio antiaéreo de Casablanca, en El Rinconín.

Fernando Fueyo posa junto a la placa en su honor. FERNANDO RODRÍGUEZ

El gijonés comenzó a estudiar con los "Baberos" de Gijón, los Hermanos de la Salle, ingresando en la Academia Politécnica en Los Campos para cursar el bachillerato. De ahí, al Seminario de la Universidad de Comillas, en Cantabria, donde abrazó la vocación. Comenzó su labor sacerdotal como ayudante del párroco de La Felguera, Monte Cabañas, en 1962, para después ejercer de profesor de Cosmología y Lógica en el Seminario de Oviedo. Entonces, África entró en su vida. Fue tras una visita del obispo de Kitega (Burundi), monseñor Makariza, al entonces arzobispo Gabino Díaz Merchán. Era 1970 y Fernando se convirtió en uno de los pioneros de la misión asturiana en Burundi. A su vuelta a Gijón, pronto dejó huella, creando, en el más amplio sentido de la palabra, la parroquia de San Nicolás de Bari. Sportinguista acérrimo, también entró en el club de sus amores. Él, que juraba por Quini, acabó siendo el cura de cabecera de generaciones y generaciones de futbolistas, técnicos y empleados relacionados con el club.

Así fue la emotiva capilla ardiente de Fernando Fueyo, histórico capellán del Sporting y párroco de El Coto

Así fue la emotiva capilla ardiente de Fernando Fueyo, histórico capellán del Sporting y párroco de El Coto Marcos León

Primero fue nombrado párroco de San Nicolás en noviembre de 1983, creándose la parroquia con parte del territorio eclesiástico de la parroquia del Corazón de María. El primer templo estuvo situado en un sótano habilitado de la calle de Quevedo hasta que hace un cuarto de siglo se inauguró el complejo parroquial actual, situado en la calle de Avelino González Mallada. Recordaba el sacerdote que aquel templo costó 120 millones de pesetas, y su puesta en marcha fue siempre uno de sus mayores orgullos como religioso. A finales de los 80 entró a colaborar con el entonces capellán del Sporting gracias a su amistad con Pepe Ortiz, histórico jugador y delegado rojiblanco. Fue en los noventa, cuando, como él decía, "alcancé la titularidad".

En una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA el pasado 2015, el propio Fueyo señaló: "A veces me preguntan con qué me voy a presentar ante las puertas del cielo, y si lo voy a hacer con el carné del Real Sporting. Sí, pero ante todo lo haré con el carné de misionero, el de los once años en Burundi. También llevaré unas libretinas en las que voy apuntando cada día las misas que digo. (En agosto de aquel año iban 24.233. Daba misa hasta en el salón de su casa, a diario y lo hizo hasta el último día). Y con ellas diré: '¡Hombre, Señor, con tantas veces que hemos tenido amistad e intimidad, no me falles!' Y si me cierran la puerta, armo la de coyer".