Yakarta

Cerca de cien mil voces se unieron ayer en Yakarta en un clamor que pedía el establecimiento del califato, un macroestado musulmán regido por la sharia que unificaría los territorios islámicos bajo el imperio del Corán y que abarcaría España.

Miles de musulmanes entonaban al unísono consignas como «Alahu Akbar» (Alá es grande) y «¡califato!, ¡califato!», en un estadio de fútbol lleno hasta los topes de fervor islámico con motivo de la Conferencia Internacional del califato.

La reunión fue organizada por Hibz ut Tahrir (HuT, Partido de la Liberación), organización islamista ilegalizada en varios países europeos, norteafricanos y de Oriente Medio por sus posturas extremistas.

Según los organizadores, esta es la conferencia con mayor número de asistentes de las celebradas por la HuT en distintas partes del mundo para reclamar el restablecimiento del califato, un sistema que colocaría a todos los musulmanes bajo un único mandato de un califa, que gobernaría siguiendo las leyes islámicas.

«El califato es un sistema político islámico para establecer la sharia no sólo para los musulmanes, sino para todo el mundo», declaró a «Efe» Ismail Suyanto, portavoz de HuT en Indonesia.

Según él, «España también debería estar dentro del califato: es un país que ha estado más de 700 años bajo un Gobierno islámico y, en ese período, los habitantes vivían con prosperidad y convivían pacíficamente tres religiones».

Aunque reconoce que en la actualidad en España la población musulmana es minoritaria, entiende que el objetivo es «establecer el califato, explicar a los españoles lo que es la sharia y convencerles de que se conviertan al Islam. Este cambio llevará tiempo, pero puede hacerse».

Suyanto insistió en que su organización busca un cambio en el sistema de gobierno de multitud de países, pero de forma pacífica y aseguró que HuT «condena el terrorismo, pero depende de qué tipo».

«Condenamos atentados como los de Bali, llevados a cabo por grupos radicales, pero estamos de acuerdo con los ataques que se llevan a cabo en países como Palestina o Irak: eso no es terrorismo, es la yihad», explicó, y añadió que «el Islam nos permite vengarnos de los ataques de potencias que ocupan nuestros territorios».

Suyanto y los demás ponentes arrancaron gritos entusiasmados a los miles de asistentes con consignas islámicas y duras críticas a Occidente, el capitalismo, el secularismo, la falta de ética, el imperialismo y la represión que a sus ojos sufre el mundo musulmán.

A la salida, muchos reconocían no tener claro dónde estaba España, aunque hablaban con pasión del Califato de Córdoba como medio para solucionar los problemas que acosan a los musulmanes en el mundo.

«No sé si has oído hablar de Córdoba», dijo a «Efe» el joven Iswando, quien aseguró que Al Andalus era «un califato de paz y prosperidad, donde nadie era pobre y todos vivían en armonía. Tenemos que restaurarlo».