Londres / Dublín

El primer ministro de Irlanda, Bertie Ahern, anunció ayer su decisión de abandonar el próximo 6 de mayo el cargo que ocupa desde 1997, tras meses en el punto de mira por un caso de corrupción urbanística que incrementó su fortuna personal durante la década de los noventa y por su propio reconocimiento acerca de que su situación fiscal no se encuentra regulada.

En una declaración de última hora a las puertas del Dáil ireann, el Parlamento irlandés, Ahern, que llevó la paz al Ulster, defendió su inocencia un día después de iniciar una batalla legal para limitar la investigación pública en torno a la trama de corrupción política articulada en los noventa, informa «Europa Press».

El tribunal que supervisa el caso descubrió en sus cuentas personales depósitos por valor de más de 100.000 euros de donantes desconocidos de la época en la que ocupaba la cartera de Economía y Finanzas y él mismo reconoció en 2006 que había aceptado más de 60.000 euros, generando una controversia que se reavivó el pasado año, durante la campaña electoral que lo llevó a su tercer mandato, cuando trascendió que el anterior propietario de su residencia había estado presente en una reunión en Manchester en 1994 en la que Ahern dio una conferencia sobre Economía por la que habría recibido 11.800 euros.

No obstante, en su comparecencia de ayer declaró: «Mi corazón sabe que no he hecho nada malo ni he dañado a nadie» y atribuyó su decisión «personal» a «lo que es mejor para la gente». «No permitiré que cuestiones relacionadas con mi persona influyan en la gente y la política», advirtió, si bien declaró que no tenía nada que temer por la investigación en curso, en la que hasta ahora únicamente declaró en calidad de testigo. Ahern, apodado «el hombre de teflón», pasará a la historia como uno de los artífices, junto al ex primer ministro británico Tony Blair, de los acuerdos de Viernes Santo que llevaron la paz a Irlanda del Norte.