Washington

El Grupo de los Siete (G7) pidió ayer la revisión de algunas de las normas que regulan los mercados financieros a nivel mundial para responder a la crisis, tras reconocer el empeoramiento de las condiciones económicas después de su reunión de febrero. El G7 reiteró su tradicional llamamiento a China para que permita una apreciación «acelerada» de su moneda, además de indicar que le preocupa el efecto de las recientes fluctuaciones «drásticas» de las divisas principales del mundo sobre la estabilidad económica y financiera.

«Continuamos vigilando los mercados cambiarios estrechamente y cooperaremos como sea apropiado», se afirmó desde el G7.

Los miembros de G7 asumieron que la «turbulencia» en los mercados financieros mundiales «es un desafío y más prolongada» de lo que habían anticipado. Para responder a esta «turbulencia», el G7 se comprometió a apoyar «enérgicamente» el plan elaborado por el Foro de Estabilidad Financiera, que contiene medidas para aumentar la transparencia de los mercados, el control de los principales bancos y una mejor gestión del riesgo.

El G7 no se pronunció sobre la posibilidad de usar fondos públicos para rescatar a los bancos más afectados por la crisis que, según el Fondo Monetario Internacional, podría ocasionar pérdidas por valor de un billón de dólares. Mientras, desde el G7 se asume que las perspectivas económicas mundiales han empeorado en vista de la «debilidad» en el mercado inmobiliario residencial de Estados Unidos, la tensión en los mercados internacionales, el impacto del alto precio del petróleo y las materias primas y las presiones inflacionarias.

Por su parte, Henry Paulson, secretario del Tesoro estadounidense, solicitó al G7 una redistribución más profunda del poder en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta reforma obligaría a Europa a ceder parte de su influencia. Paulson instó a la institución a «que no se duerma en los laureles» y que el proceso de reforma no se estanque en lo logrado hasta el momento.

Paulson propuso que el consejo ejecutivo del FMI pase de veinticuatro a veintidós miembros en 2010, y a veinte en 2012. También pidió que la titularidad de las sillas del consejo sea sometida a elección en todos los casos. La propuesta de Paulson exige que Europa renuncie a parte de su poder en el consejo.

En la actualidad, la Unión Europea designa o tiene gran influencia en la elección de diez de los veinticuatro miembros del consejo. La reforma del FMI salvó su mayor obstáculo el 28 de marzo, cuando se aprobó una nueva fórmula para reparto de poder al transferir un 2,7 por ciento del voto de los países avanzados a las naciones en desarrollo.