Por otra parte, el Papa recordó a los representantes de las naciones que tienen el «deber» de intervenir para proteger a la población ante crisis humanitarias o violaciones de derechos, cuando sus estados no lo hagan.

Si los estados no son capaces de garantizar esta protección, la comunidad internacional «debe intervenir con los medios jurídicos previstos por la Carta de las Naciones Unidas y otros instrumentos internacionales», añadió.

Benedicto XVI aseguró que, al contrario, «la indiferencia o la falta de intervención es lo que causa un daño real». Esta posición coincide con la actual visión por parte del Vaticano de la situación en Irak, pues, aunque mostró una dura oposición a la invasión en 2003, ahora está orientado a la necesidad de una presencia militar para dar estabilidad y proteger a las minorías cristianas en ese país.

El Papa citó al fraile dominico español Francisco de Vitoria, a quien calificó como precursor de la idea de las Naciones Unidas y de quien recordó que describió la «responsabilidad de proteger» como un «aspecto de la razón natural compartida de todas las naciones».

Una cita que apreció el embajador de España ante la ONU, Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, quien señaló a la agencia «Efe» que «como español, jurista y conocedor del derecho internacional» se emocionó con la mención de la figura de Francisco de Vitoria. «Por muchas razones, los españoles hoy nos podemos sentir orgullosos», añadió Yáñez-Barnuevo.

En su alocución, el Papa recordó a todos aquellos que han perdido la vida en misiones de Naciones Unidas. «Recordamos de manera especial a tantos civiles y custodios de la paz -42 sólo en 2007- que han sacrificado sus vidas sobre el terreno por el bien de los pueblos a los que sirven», afirmó el Papa ante unos 3.000 empleados de Naciones Unidas.