Bagdad

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, llegó ayer a Bagdad en una visita sorpresa para apoyar lo que denominó el nuevo «núcleo» político iraquí, formado por los líderes suníes, chiíes y kurdos contra las milicias.

Al bajar del avión, Rice manifestó su total apoyo a la gestión del Gobierno liderado por el primer ministro chií, Nuri al Maliki, contra el movimiento del clérigo radical Muqtada al Sadr, que el sábado amenazó con una «guerra abierta» contra las fuerzas de seguridad.

«Habéis visto una unión de un núcleo en la política iraquí en el que el liderazgo suní, el liderazgo kurdo y los miembros del liderazgo chií que no están vinculados con estos grupos especiales (milicias como la de Al Sadr) han estado trabajando juntos mejor que en cualquier momento anterior», explicó Rice.

En cuanto a la amenaza de Al Sadr, Rice consideró que es una «cuestión interna iraquí». El clérigo se encuentra en Irán, según las estimaciones estadounidenses, y no ha aparecido en público en Irak desde hace un año. Rice consideró por ello que, dado que Al Sadr está fuera del país, «se trata de una guerra total para todo el mundo menos para él. Sus seguidores pueden ir a la muerte, y él seguirá todavía en Irán», afirmó.

Al menos 75 personas murieron ayer en Irak y otras 25 fueron heridas, al día siguiente de que Al Sadr amenazara con la «guerra abierta». EE UU informó de la muerte de once milicianos chiíes, siete de ellos en ataques aéreos al feudo de Ciudad Sadr, al este de Bagdad, donde se desarrollan los principales combates entre fuerzas iraquíes y estadounidenses y la milicia de Al Sadr, el «Ejército del Mahdi». El diputado saderista Fawzi Tarzi aseguró que cerca de 400 personas han muerto y más de 1.300 han sido heridas desde el inicio de la ofensiva militar iraquí con apoyo de EE UU.