Londres

El primer ministro británico, Gordon Brown, se enfrenta este jueves a su primer test electoral, las elecciones municipales que ponen en juego 4.500 concejales y, sobre todo, la Alcaldía de Londres, que ocupa desde su creación, en 2000, el laborista Ken Livingstone. Los comicios llegan cuando el liderazgo de Brown parece más debilitado y los sondeos dicen que, si hubiera elecciones generales ahora, el conservador David Cameron le ganaría por diez puntos.

Brown se pronunció ayer sobre la polémica suscitada en torno a su liderazgo con una reivindicación de su gestión en los diez meses que lleva en el poder frente a «cotilleos» procedentes de «una o dos personas», en referencia a las declaraciones en las que el recaudador de fondos de Tony Blair, lord Levy, aseguraba que el propio ex jefe del Gobierno cree que Brown será derrotado por Cameron en las generales de 2010.

En declaraciones a la BBC, Brown subrayó que los retos que el Gobierno tiene por delante son «mucho más importantes que unos pocos comentarios de una o dos personas», en un contexto en que su partido aparece diez puntos por debajo de la oposición en intención de voto y a sólo tres días de los comicios locales en los que los laboristas podrían perder Londres.

El año pasado por estas mismas fechas, en la anterior cita municipal y con Blair todavía en el número 10 de Downing Street, los «tories» superaron con comodidad a los laboristas. La llegada de Brown en junio invirtió esta tendencia y, durante algunos meses, los laboristas -debilitados por las protestas por la guerra de Irak- pensaron incluso en adelantar las elecciones al otoño.

Sin embargo, tras el congreso de Blackpool, los conservadores británicos empezaron a recuperar posiciones y Brown se desdijo y decidió apurar hasta el final el mandato.

En las elecciones de este jueves sólo está en juego un tercio de los concejales y es más que probable que la derrota de los laboristas, si llega, no sea tan dolorosa como la de las locales de 2004. Sin embargo, el liderazgo de Brown puede, ese día, afianzarse o retroceder, dependiendo de que Livingstone mantenga o pierda la crucial Alcaldía de Londres.