Londres

Un varapalo a las políticas del primer ministro, Gordon Brown. Eso es lo que los laboristas temen desde que ayer a las once de la noche se cerraron los colegios electorales en Inglaterra y Gales. A esa hora comenzó en unos pocos de ellos un escrutinio que no se celebrará hasta hoy, viernes, en la totalidad de los centros de votación.

Unos 20 millones de personas estaban llamados a votar en Inglaterra, Gales y la ciudad de Londres, en lo que es el primer test electoral para Gordon Brown. De ellas, 5,5 millones forman el censo electoral de la capital. En total, están en juego 4.102 puestos de concejales en 159 municipios de Inglaterra y Gales.

El ganador de la Alcaldía de Londres, el trofeo más codiciado, no se conocerá hasta alrededor de las 21.30 de hoy, viernes, según la Comisión Electoral. Dos candidatos de peso optan a ese Ayuntamiento, el laborista Ken Livingstone, antaño llamado «El Rojo», que se presenta a su tercera elección, y el conservador Boris Johnson, un ex periodista con poca experiencia política que ha cautivado a la clase media pese a su fama de meter la pata a menudo.

Por primera vez desde 2000, cuando Livingstone ganó la Alcaldía como independiente, estos comicios municipales se presentan verdaderamente reñidos, con la mayoría de los sondeos apuntando a un empate entre el laborista y el «tory». Ese resultado sería considerado como un serio revés por Brown y como una señal de triunfo por su rival, el líder tory, James Cameron.

Y es que, aunque los datos de Londres no anticipe necesariamente los de las próximas legislativas, que se celebrarán dentro de uno o dos años, sin duda serán un inyección de moral para el partido ganador, de la que podrá sacar rédito político. En estos momentos, según las últimas encuestas sobre intención de voto para las generales, los laboristas se sitúan bastante por detrás de los conservadores, con una diferencia de hasta dieciocho puntos.

Brown, que no se atrevió a convocar elecciones generales el año pasado, poco después de heredar el cargo de Tony Blair, seguramente no las convocará hasta la fecha límite de 2010, en vista de que los sondeos le son continuamente desfavorables. Los «tories» esperan superar el 40 por ciento de los votos en los comicios de ayer, mientras que los estrategas del laborismo temen que su partido obtenga su peor resultado en unas elecciones municipales desde los años setenta y hay quien habla de sólo un 25 por ciento.