Londres, Europa Press

La temida pérdida de la Alcaldía de Londres, confirmada a primera hora de ayer, certificó todos los temores del Partido Laborista tras el descalabro sufrido en las elecciones locales. Éstas, celebradas el jueves en Inglaterra y Gales, colocó a los laboristas como tercera fuerza política del país, a veinte puntos de distancia del 44 por ciento del apoyo recabado por los conservadores, cuando restan dos años para las elecciones generales. El resultado es especialmente humillante para el primer ministro, Gordon Brown, que fracasó así en su primera cita con las urnas desde que hace diez meses se mudase al número 10 de Downing Street. Allí reconoció su «decepción» por el saldo obtenido, el peor en cuarenta años, con datos que incluso rebajan el raquítico apoyo del 26 por ciento recabado en 2004, cuando la convocatoria había coindicido en plena resaca de la contestación por el apoyo del Gobierno de Tony Blair a la guerra de Irak.

Así, el balance supera con creces incluso los peores pronósticos apuntados por los laboristas, que vieron cómo la estimación de 200 actas que temían perder se elevaba por encima de las 330, en contraposición a una ganancia de más de 250 concejales para los conservadores. Además, frente a la decena de alcaldías de las que el partido del Gobierno fue desalojado de un total de 159 en juego, los «tories» sumaron en sus filas doce nuevos regidores respecto a hace cuatro años.

De esta forma, la situación se convierte en extrema para el primer ministro, en un contexto ya delicado por el malestar que algunas de las decisiones de su gabinete habían creado entre sus propias filas y las cada vez más insistentes voces que cuestionan su liderazgo. Por contra, los resultados suponen un importante respaldo para el líder conservador, David Cameron, quien también afrontaba su primera cita electoral al frente del partido y que ha visto cómo el resultado supera incluso las aspiraciones más optimistas, que confiaban en hacerse con el 40 por ciento de los sufragios.

Así, el 44 por ciento obtenido consolida sus aspiraciones de hacerse con el poder en unas generales y, traducido al panorama nacional, supondría una ventaja respecto a los laboristas de entre 138 y 164 diputados. De hecho, el margen de estas elecciones es similar a la derrota sufrida en 1995 por el por entonces primer ministro conservador, John Major, dos años antes de que Tony Blair lo desalojase del poder que el laborismo ha ostentando desde entonces.

Además, la formación de Cameron se hizo con el control en consistorios en los que nunca había gozado de la mayoría, como Bury, Harlow o Southampton, si bien la herida más profunda para los laboristas se encuentra en la capital, en la que el Alcalde desde el año 2000, Ken «El Rojo» Livingstone, perdió un bastón de mando que ha ostentado desde su creación hace ocho años y cuyo mantenimiento se daba como seguro hace meses.

La elevada participación para lo habitual en Londres dilató la difusión de los resultados. El 37 por ciento que se había molestado en 2004 en acudir a votar llegó ahora a un 45 por ciento de los 5,5 millones de personas con posibilidades de ejercer su derecho a voto a lo largo de las 15 horas que permanecieron abiertos los colegios electorales, desde las siete de la mañana a las diez de la noche.