El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha aceptado someter su mandato a un referendo de revocación que él mismo propuso hace unos meses y que ayer el Senado, controlado por la oposición, aprobó de forma sorpresiva y por unanimidad. La crisis política boliviana ha dado así un nuevo giro que encamina al país a una consulta popular para revocar o ratificar el mandato de Morales, de su vicepresidente, Álvaro García Linera, y el de los nueve prefectos (gobernadores), la mayoría pertenecientes a la oposición.