Beirut, Efe

La calma volvió ayer a Beirut y a Trípoli, principal ciudad del norte de Líbano, tras los intensos combates de las últimas horas -que han dejado 34 muertos, según fuentes policiales-, pero la violencia se ha trasladado a las montañas del Monte Líbano, al sureste de la capital libanesa.

Los enfrentamientos entre los partidarios de la mayoría parlamentaria y los de la oposición, liderada por el grupo chií Hezbolá, se centran ahora en las cercanías de Aley, una región de mayoría drusa.

Según medios de comunicación libaneses, continúan los combates entre los milicianos chiíes y partidarios del líder druso, Walid Yumblat, miembro de la mayoría parlamentaria, en las localidades de Aitat, Kayfun, Baisun, Maite y en Chueifat.

La cadena de televisión árabe Al Yazira mostró escenas de intensos tiroteos en Chueifat y de columnas de humo en varios lugares de esta montaña, sin que fuera posible identificar a los contendientes.

En declaraciones a la televisión libanesa, Yumblat afirmó haber mantenido contactos con el presidente del Parlamento, el chií Nabih Berri, dirigente de la oposición, para acabar con la violencia en esta región, en la que sus seguidores son especialmente numerosos.

Según Yumblat, ambos han acordado encargar al dirigente druso Talal Arslan -rival del primero y que mantiene buenas relaciones con los chiíes- la gestión del conflicto en la zona del Monte Líbano. Yumblat también advirtió de que lo que sucede en Aley y Chueifat (Sureste) pone en peligro la paz con los «hermanos chiíes».

Por su parte, Arslan señaló en un discurso televisado que ha pedido a los partidarios de la oposición el cese inmediato de los enfrentamientos y la entrega de las armas, al tiempo que se ha puesto en contacto con el Ejército para que se despliegue en la zona. La cadena de televisión libanesa LBC informó de que las partes han alcanzado un acuerdo para un alto el fuego en la zona, pero las imágenes llegadas desde la zona hacen dudar de la veracidad de estas informaciones.

Estos combates del Sureste estallaron después de que cesaran en Trípoli, la segunda ciudad del Líbano, donde se desarrollaron enfrentamientos entre la noche del sábado y la mañana de ayer.

Por otro lado, en Beirut se vivía ayer una situación de calma, tras cesar los enfrentamientos que estallaron el miércoles pasado. Sin embargo, el aeropuerto beirutí, que fue tomado por Hezbolá, aún sigue cerrado, mientras que los milicianos chiíes permanecen escondidos en algunos callejones, a pesar de su retirada de las calles.