Un total de 383 personas fueron arrestadas hoy en Italia, de las cuales 118 serán expulsadas al tratarse de inmigrantes sin papeles, en una operación que la policía describió contra la criminalidad.

Los delitos de los que se acusa a los detenidos son los de tráfico de drogas, proxenetismo, atraco y robo y de favorecer la inmigración clandestina.

Entre los detenidos hay 268 extranjeros, en su mayoría de países de fuera de la Unión Europea, entre ellos, 50 marroquíes, 32 rumanos, 25 tunecinos, dieciocho nigerianos, 16 egipcios, 16 serbios y 14 albaneses.

De las 118 personas que serán expulsadas, 53 fueron ya llevadas hasta la frontera y 65 se trasladaron a centros de acogida donde esperarán ser repatriados.

La operación, que comenzó el 7 de mayo, se llevó a cabo en las regiones del norte de Italia del Piamonte, Lombardía, Liguria, Véneto y Emilia Romana; en la Toscana y las Marcas, en el centro; y en el Lazio y Campania, en el sur.

En rueda de prensa, el responsable de la Dirección contra el Crimen de la Policía de Estado, Francesco Gratteri, explicó que esta operación se llevó a cabo "en la calle" contra la criminalidad que ha creado gran alarma social.

Estas detenciones llegan después de que el Gobierno de Silvio Berlusconi anunciara que uno de los principales objetivos de esta legislatura va a ser el de garantizar la seguridad en Italia.

Para ello, el Ejecutivo prepara un paquete de medidas que contempla la lucha contra la inmigración y que se articulará en cinco puntos.

Entre estas líneas, se encuentran la lucha a la inmigración clandestina y la gestión de las relaciones con los países comunitarios, con Rumanía a la cabeza, sobre la base de la directiva de la Unión Europea (UE) que prevé la repatriación de los ciudadanos comunitarios que no tienen rentas y delinquen.

El plan será presentado el próximo 21 de mayo en el Consejo de Ministros que se celebrará en Nápoles, en el sur de Italia, para su aprobación.

Tanto los medios como las autoridades italianas destacaron la colaboración de la policía de Rumanía en esta operación, en un momento en el que existe una gran tensión entre ambos países.

Desde el pasado octubre, políticos y medios de comunicación italianos han llevado a cabo una campaña contra los gitanos de origen rumano residentes en Italia, después de que una mujer en Roma fuera presuntamente asesinada por un ciudadano de esta etnia.

La tensión se agravó tras el anuncio del paquete de medidas sobre la seguridad del Ejecutivo Berlusconi.

En estos últimos días en los alrededores de Nápoles se han registrado numerosas agresiones contra los asentamientos gitanos, después de que una joven de esta etnia intentara secuestrar a un bebé de seis meses.