efe

La intensa ronda diplomática que el presidente de EE UU, George W. Bush, mantuvo ayer en Egipto con sus aliados en Oriente Medio apuntaló sus alianzas, pero nada hace presagiar nuevos avances hacia la resolución de los conflictos. A falta de un solo día para despedirse definitivamente de la región como presidente, Bush quiso reforzar sus vínculos, aunque apenas dejó resquicios para algún movimiento imprevisto que contribuya a desatascar la situación. Todavía falta más de medio año para que termine su mandato, pero es más que probable que Bush deje un Oriente Medio en estado incandescente. En la foto, Bush, con el presidente palestino, Mahmud Abbas.