Bagdad / Oviedo

Los iraquíes celebraron ayer con un día festivo la retirada de las tropas de combate estadounidenses de todas las ciudades de Irak. El día, sin embargo, quedó ensombrecido por las al menos 30 víctimas mortales que causó un atentado con coche bomba en un mercado de Kirkuk, en el norte del país.

Y eso que más de 120.000 efectivos del Ejército y de las fuerzas de seguridad habían sido desplegados en Bagdad para evitar cualquier ataque terrorista. Además, cuatro soldados estadounidenses fallecieron en varias acciones de combate. Con ellos asciende a 4.320 el número de uniformados de este país muertos en Irak desde que comenzó la invasión.

EE UU todavía mantiene a más de 140.000 soldados en Irak, y aunque la mayoría se ha retirado de las ciudades y establecido en bases lejos de las zonas urbanas, algunos, no pertenecientes a unidades de combate, permanecerán colaborando con el Ejército iraquí.

Sin embargo, a pesar del repliegue de los centros urbanos, las tropas norteamericanas podrían regresar puntualmente a las ciudades, si así lo demandan las autoridades iraquíes. Todo ello en virtud del acuerdo de seguridad suscrito por ambas partes en diciembre pasado, que fija para antes del 1 de enero de 2012 la retirada completa.

«Nos enfrentamos a una nueva prueba y estoy bastante seguro de que saldremos victoriosos de ella», afirmó ayer el primer ministro, Nuri al Maliki, en un discurso a la nación.

Atrás queda ahora el lanzamiento de misiles «Tomahawk» que dio inicio a la guerra el 20 de marzo de 2003. Era el inicio de una ocupación que se ha prolongado durante seis años en un país que se sumergió en la violencia tras la entrada de las tropas extranjeras que desmantelaron el antiguo aparato de seguridad de Saddam Hussein.

A lo largo de todo este tiempo, las principales víctimas han sido, sin duda, los civiles. Entre 92.435 y 100.911 han fallecido desde marzo de 2003 a junio de 2009, según el recuento del grupo de investigación británico «Iraq Body Count».