Caracas / Oviedo

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció ayer en Caracas, en una comparecencia conjunta con el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, la firma entre Repsol y Petróleos de Venezuela (PDVSA) de un acuerdo con vistas a la futura explotación y comercialización del yacimiento Junín 7 (en la Faja del Orinoco), del que se podrían extraer, dijo el mandatario venezolano, 6.000 millones de barriles, lo que equivale, añadió, a «petróleo para cien años».

La comparecencia, cuya duración prevista era de pocos minutos y que se alargó más de tres cuartos de hora, puso fin a tres días de visita a Venezuela de Moratinos, que anoche siguió viaje a Brasil acompañado por una delegación de empresarios españoles.

En medio de constantes preguntas al presidente de Repsol, Antoni Brufau, y al de Iberdrola Ingeniería y Construcción, Ramón de Miguel, Chávez propuso a los empresarios españoles comenzar a estudiar proyectos de colaboración en energía eólica, vivienda, transportes y cría de pollos.

Iberdrola construirá en unión de la también española Elecnor una central de ciclo combinado en Cumaná, la capital del Estado de Sucre, al este del país. Chávez invitó incluso a la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, a que viaje en cuanto pueda a Venezuela para estudiar la posibilidad de que compañías españolas «transformen ranchos (chabolas) en barrios» de viviendas.

Chávez también dio una dimensión política a su intervención, al agradecer al Gobierno español su postura de «firmeza» contra el golpe de Estado en Honduras -el derrocado Zelaya es aliado suyo- e invitar al presidente Zapatero a visitar Venezuela cuando Repsol comience a explotar el crudo del Orinoco.

Por su parte, Moratinos expresó a Chávez el compromiso de España de crear una relación «sólida y estratégica» con el país sudamericano. El Ministro manifestó su satisfacción por el hecho de que los contratos firmados y la transferencia de tecnología española estén sentando las bases de un «partenariado de futuro tan necesario para los dos países».

Mientras, la tensión regional continuó aumentando en el área, después de que a última hora del martes Chávez ordenase congelar las relaciones diplomáticas y comerciales con Colombia.

Se trata de un nuevo capítulo de las cíclicas crisis bilaterales derivadas del conflicto interno colombiano. Chávez ha ordenado la retirada del embajador venezolano en Bogotá a raíz de acusaciones colombianas «irresponsables» sobre el supuesto desvío de armas venezolanas para la guerrilla colombiana de las FARC.

Chávez advirtió además de que romperá definitivamente las relaciones con Colombia si se produce alguna declaración verbal más por parte del presidente colombiano, Álvaro Uribe, que signifique una «nueva agresión» contra Venezuela.

Esa eventual ruptura de las relaciones incluiría la expropiación de las empresas colombianas instaladas en Venezuela, una amenaza que Chávez ya lanzó en marzo de 2008 cuando, en medio de otra crisis diplomática bilateral, ordenó el cierre de la frontera terrestre con Colombia, de 2.219 kilómetros. Chávez explicó que a Venezuela le vendría bien expropiar las distribuidoras colombianas de alimentos y que, a cambio, Colombia podría expropiar una fábrica de ladrillos venezolana.