Madrid / Kabul / Oviedo

La Base de Apoyo Avanzado (FSB) de Herat fue atacada la noche del domingo con seis cohetes que fueron disparados desde una posición al norte de la instalación militar del Ejército español. El impacto de los proyectiles no causó daños personales ni materiales, informó el Ministerio de Defensa.

El ataque contra la base española se produjo a sólo diez días de las elecciones presidenciales, y en medio de una intensa ofensiva talibán contra los soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), que causó 75 muertos el pasado mes de julio.

Los proyectiles fueron lanzados desde una posición al norte de la base, pero no llegaron a afectar a los militares españoles destacados en Herat ni a los equipos e infraestructuras de la FSB, indicó Defensa.

España mantiene en Afganistán un contingente de más de un millar de militares desplegados bajo mando de la OTAN y al amparo de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. El grueso de las tropas se concentra en la FSB de Herat y en el Equipo de Reconstrucción Provincial de Badghis, con sede en la capital de esta provincia occidental, Qala i Now.

De otro lado, al menos cuatro insurgentes, un policía y un soldado murieron ayer durante el transcurso de un ataque de los talibanes contra varios edificios oficiales de la provincia afgana de Logar, fronteriza con la región de Kabul, informó a «Efe» una fuente oficial.

Un grupo de cuatro insurgentes asaltó un edificio donde se halla un puesto policial de Puli Alam, capital de la provincia, y acabaron con la vida de un Policía. Desde este complejo, los integristas dispararon contra la oficina del gobernador y la comisaría de la ciudad. Las fuerzas de seguridad rodearon entonces el edificio y abatieron a todos los insurgentes, aunque un soldado afgano murió también durante el tiroteo, que duró varias horas.

Mientras tanto, uno de los altos mandos de los talibán paquistaníes, Hakimulá Mehsud, supuestamente muerto en un enfrentamiento interno, aseguró ayer a «Reuters», en conversación telefónica desde una localización indeterminada, que tanto él como el líder de los islamistas radicales de Pakistán, Baitulá Mehsud, siguen vivos.

Pakistán y EE UU afirman que Baitulá Mehsud fue abatido el miércoles pasado en un bombardeo de un avión no tripulado estadounidense.

El pasado sábado, el ministro de Interior paquistaní, Rehman Malik, aseguró que Hakimulá se enfrentó a tiros con otro comandante talibán, Wali ur Rehman, y que uno de los dos habría muerto. Los servicios secretos y los medios de comunicación paquistaníes daban por hecho que el fallecido era Hakimulá.

El domingo, el propio Wali ur Rehman desmintió esta información en declaraciones telefónicas a «Reuters». Además, Wali ur Rehman desmintió que se haya celebrado una reunión consultiva o shura para elegir al sucesor de Baitulá Mehsud. En dicha reunión es en la que, según Islamabad, Wali ur Rehman y Hakimulá Mehsud se enfrentaron a tiros tras una discusión.

Hakimulá también desmintió ayer la convocatoria de la shura e insistió en que Baitulá Mehsud sigue vivo, algo que, aseguró, los talibanés probarán dentro de unos días.