Oviedo, Agencias

España, presidenta semestral de Consejo de la UE, hizo ayer una retirada en toda regla en la propuesta, enunciada el viernes en Madrid por el presidente Zapatero, de sancionar a los países miembros que no cumplan los objetivos económicos que fije la Unión para la próxima década. La propuesta había sido muy mal acogida por Alemania y Reino Unido.

La marcha atrás española adquirió ayer diferentes tonos y matices. Así, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, precisó que España todavía no ha hecho ninguna propuesta formal ni ha tomado ninguna decisión al respecto. Moratinos aclaró que cualquier cambio se hará «con la aprobación de todos» y negó que el presidente Zapatero haya dicho que hay que acudir a mecanismos sancionadores. Según el Ministro, la idea es ir a «más coordinación de las políticas económicas» y a «cambiar el método» de aplicación de la denominada Estrategia de Lisboa, que se aprobó hace 10 años con la pretensión de convertir a Europa en la economía más competitiva del mundo y ha fracasado estrepitosamente.

Por su parte, Zapatero optó por echar balones fuera y, en una comida con la Ejecutiva del PSOE, respondió que no es él quien ha recibido las críticas de la prensa alemana sino el ministro de Economía germano por su polémico proyecto de bajada de impuestos.

En la rueda de prensa posterior a la reunión de la Ejecutiva socialista, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, citó al «Financial Times Deutschland» (FTD) y al «Frankfurter Allgemeine Zeitung». «España cree en más Europa. Pero ya no se sabe con seguridad si cabe esperar lo mismo de Alemania», dice el FTD, mientras que el diario de Fráncfort pide «un debate abierto sobre este tema» y advierte de que «no es suficiente rechazar, tal y como ha hecho el ministro de Economía alemán, cualquier mecanismo de control tachándolo de nueva burocracia».

El PSOE facilitó el editorial del FTD, que apoya que la nueva coordinación económica tiene que estar reforzada por algún «tipo de compromiso» de los Estados, aunque se inclina más por premiar con fondos estructurales los esfuerzos que por imponer castigos.