Los países del G-7 terminaron hoy su reunión en el Ártico canadiense sin acuerdo sobre el contenido de las reformas del sistema financiero mundial aunque aseguraron que no tienen un "planteamiento divergente" sobre cómo prevenir futuras crisis.

En lo que sí se pusieron de acuerdo los ministros de Economía de los siete países más desarrollados del mundo (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) es en que los organismos internacionales tienen que cancelar la deuda externa de Haití para facilitar la reconstrucción del país.

Durante la reunión también se trató con profundidad la situación en la zona del euro, donde existe preocupación sobre la deuda de varios países.

Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, foro informal en el que participan los ministros de Finanzas de la zona del euro, dijo que "los representantes de la zona del euro hemos dejado claro que la situación en Grecia es grave y que los problemas tienen que ser solucionados".

Pero la reforma del sistema financiero mundial fue uno de los aspectos más conflictivos de la reunión, a la que también asistieron los gobernadores de los bancos centrales de los siete países así como los responsables del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, y el Banco Mundial, Robert Zoellick.

El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, afirmó durante la rueda de prensa final que "creo que todos estamos profundamente comprometidos en avanzar y alcanzar un acuerdo sobre un conjunto de reformas financieras fuertes y globales, en el periodo al que todos nos comprometimos en septiembre".

Geithner reiteró que a finales de año habrá un acuerdo sobre nuevos "requisitos de capital para grandes instituciones mundiales" y que Estados Unidos "está muy comprometido en asegurar que trabajamos para poner en marcha (un conjunto) fuerte, multilateral, justo, a todas estas instituciones y mercados globales.

Pero el responsable económico estadounidense reconoció que el sistema final será diferente en cada país.

"Todos tenemos diferentes sistemas y estos estándares comunes que pongamos en marcha van a tener que ser complementados por planteamientos ligeramente diferentes al nivel nacional. Pero de nuevo, lo que se vio hoy no es una divergencia en planteamientos sino un fuerte compromiso en asegurar que hacemos fuertes reformas".

Pero la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, se mostró más vaga sobre la forma final que tendrá un futuro acuerdo sobre la reforma financiera mundial.

"Hubo un fuerte consenso en mantener el impulso, para trabajar de forma conjunta y con toda la cooperación posible, tener presente el imperativo de imparcialidad y apreciar que aunque todos queremos tener un base tan consistente como sea posible, habrá algunas particularidades relacionadas con cada país" afirmó.

Lagarde también insinuó que la prioridad del G7 no es la reforma financiera sino la recuperación económica.

"Pero todos estamos preocupados con el hecho de que lo que pongamos en marcha no debería prevenir una recuperación sostenida y continua" explicó.

Sobre la economía mundial, el anfitrión de la reunión, el ministro canadiense de Finanzas, Jim Flaherty, dijo que "la situación económica global ha mejorado y está mejorando" aunque añadió que la situación "no está asentada firmemente" por lo que el G7 considera necesario mantener los paquetes de estímulo.

Con respecto a Haití, Flaherty declaró que "estamos comprometidos al perdón de la deuda. De hecho, toda la deuda bilateral con Haití ha sido perdonada por los países del G-7".

"La deuda con instituciones multilaterales debería ser perdonada. Y vamos a trabajar con estas instituciones y otros socios para que esto suceda lo antes posible", añadió.

Según el FMI, la deuda total de Haití asciende a 1.314 millones de dólares y el mayor acreedor es el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con una cartera de 447 millones de dólares.

El mayor país acreedor de Haití era Venezuela, pero el pasado 25 de enero su presidente, Hugo Chávez, anunció la condonación de la deuda que Haití había contraído por la compra de combustible.