Pekín / Oviedo, Agencias

China convocó ayer al embajador de Estados Unidos, Jon Huntsman, para protestar de forma oficial por la reunión del jueves en la Casa Blanca entre Barack Obama y el Dalai Lama. Pekín reclama a Washington «acciones concretas» que reparen el «pernicioso impacto» en las relaciones bilaterales que, a su juicio, ha tenido el encuentro.

El viceministro de Exteriores chino, Cui Tiankai, presentó una «solemne protesta oficial» por la reunión, «a pesar de las repetidas advertencias contrarias de Pekín», informó la agencia oficial «Xinhua».

Pero, según fuentes diplomáticas norteamericanas, Huntsman le dijo a Cui que ha llegado el momento de avanzar y cooperar «en maneras que beneficien a los dos países, la región y el mundo».

Antes, el portavoz de Exteriores, Ma Zhaoxu, había afirmado que Estados Unidos «violó gravemente» los principios de las relaciones internacionales y que actuó contra los comunicados conjuntos en los que dice que respeta la soberanía de China. «EE UU debe dejar de interferir en los asuntos internos de China y adoptar medidas concretas para mantener el crecimiento sano y continuado de las relaciones», dijo Ma.

El hecho de que la reunión de 45 minutos entre Obama y el Dalai no se celebrara en el Despacho Oval, donde se recibe a los jefes de Estado, sino en la Sala de Mapas y sin cámaras de televisión, no pareció calmar a Pekín. Y aún menos que el Dalai, de 74 años, dijera, al salir de la Casa Blanca, que se sentía «muy feliz» por el apoyo recibido.

El comunicado estadounidense según el cual Obama apoya la identidad cultural, lingüística y religiosa del Tíbet y la vigencia de los derechos humanos de los tibetanos en China no ayudó tampoco, aunque el mandatario de EE UU pidiera la continuación del diálogo con Pekín.

Sin embargo, fuentes occidentales en Pekín destacaron que la enfurecida reacción por la acogida al líder tibetano en Washington parece destinada al consumo interno y a aprovechar la baza para conseguir una «compensación», ya que los dos países se necesitan, sobre todo sus economías.

Con todo, en represalia, es posible que China opte por aplazar la visita de Estado de su presidente, Hu Jintao, a Washington que inicialmente se calculaba para el próximo mes de abril.

En las últimas semanas, ambos gobiernos han mantenido varios encontronazos diplomáticos. Pekín anunció a comienzos de este mes la suspensión de los intercambios militares tras el anuncio de que EE UU vendería armas a Taiwán por valor de 6.400 millones.

A ello se suman los reproches mutuos después de que Google denunciara ataques cibernéticos procedentes de China y el enfado de Pekín por la imposición de aranceles estadounidenses a sus neumáticos. Sin embargo, EE UU debe cortejar a China para lograr imponer sanciones más duras a Irán por su programa nuclear.