Brasilia, Eduardo DAVIS

El mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y su Partido de los Trabajadores (PT) allanaron ayer el camino para llevar a la ministra Dilma Rousseff a convertirse en la primera mujer que presida Brasil. Rousseff, una economista de 62 años, separada y con una hija, fue proclamada por el principal partido de izquierdas su candidata presidencial para las elecciones del 3 de octubre, en las que seguramente tendrá como rival al socialdemócrata José Serra, que hasta ahora la aventaja en las encuestas.

El acto de proclamación clausuró el IV Congreso Nacional del PT, ante el que Rousseff, ministra de la Presidencia, presentó como su gran oferta electoral la «continuidad» de las políticas de Lula, a quien calificó como «el verdadero líder», e hizo un guiño a las mujeres a «abrir nuevos espacios» en la política.

La candidata repasó en su intervención todos los avances sociales, económicos y políticos de Brasil desde que en 2003 Lula, un antiguo obrero metalúrgico, llegó al poder.

«Tenemos el rumbo trazado y la experiencia para construir el tercer Gobierno democrático y popular de la historia de Brasil», dijo Rousseff, quien llegó a decir que su eventual gestión sería «un tercer mandato» de Lula, aunque los observadores estiman que está más a la izquierda.

La candidata afirmó que si gana las elecciones «no habrá retrocesos ni aventuras», pero dijo que con las bases sentadas por el actual gobernante «será posible avanzar mucho más rápido». Rousseff, que jamás se ha medido en las urnas puso en evidencia su falta de carisma con un discurso frío, poco aplaudido, pero repleto de alusiones a la gestión de Lula, a quien nombró más de veinte veces en poco más de una hora. Sin embargo, marcó una diferencia fundamental, presentarse ante todo como mujer, algo que puede ser una de sus cartas fuertes.

Con su habitual simpatía, Lula hizo reír al auditorio con varias anécdotas en las que hizo alusión al duro carácter de Rousseff, a quien muchos califican de «Dama de Hierro» del gabinete.

«No saben lo que es discutir con esta mujer», dijo Lula medio en broma, sobre la fama de antipática que tiene Rousseff, quien en la adolescencia se involucró en grupos armados que luchaban contra la dictadura y pasó tres años en prisión, donde sufrió torturas. Lula aludió a este aspecto y ya anticipó que a Rousseff la oposición «posiblemente la acusará de secuestradora y dirá que estuvo presa».

Por las leyes electorales, la candidatura de Rousseff deberá ser ratificada por el PT en una convención nacional que se celebrará antes de junio, cuando se abrirán los registros oficiales para las elecciones. Hasta entonces, lo que toca es esperar.