Madrid, Europa Press

Un año después de la presentación en público del movimiento ultraconservador Tea Party, todavía se mantiene la incertidumbre sobre la evolución de la primera corriente de protesta popular que ha aparecido en EE UU desde la emergencia de la crisis. Se trata de un movimiento que ha contado con la inestimable ayuda de internet como medio de cohesión y que es mejor valorado por los estadounidenses que los partidos Demócrata y Republicano, ya que consideran que plasma mejor su descontento por la «excesiva influencia» del Gobierno en la vida cotidiana.

El propio partido Republicano, que en términos generales se asienta sobre este mismo principio fundamental de rechazo al Ejecutivo federal, todavía está intentando aprovechar este movimiento para sus propios fines. Los republicanos estudian este fin de semana, durante su conferencia de acción política, cómo incorporar al movimiento a sus filas.

La primera reunión entre miembros del partido del elefante y representantes del movimiento se produjo el pasado martes en un ambiente más bien frío, a pesar de los esfuerzos del presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Steele, para acercar posturas con los más de 50 «fundadores» de los grupos de activistas de todo el país.

La fundadora del grupo «DC, Trabaja para Nosotros», y rostro del movimiento ante los medios, Karin Hoffman, aseguró al día siguiente de la reunión con Steele que el movimiento no está preparado para cooperar con los republicanos y se limitó a aseverar que está inmerso en una ronda de consultas.

Quizás los republicanos deberían haberse aproximado en la fase inicial, cuando el Tea Party -que toma su nombre de la «Fiesta del Té», la revuelta colonial bostoniana contra Inglaterra- apareció para protestar enérgicamente contra el «intrusista» plan de impulso económico con el que el presidente Barack Obama ha intentado combatir la crisis.

Desde su primera aparición pública, el movimiento ha organizado más de un centenar de manifestaciones, casi una decena de ellas desde principios de este año. Pero si bien el núcleo del movimiento sigue conformado por republicanos conservadores, gran parte de sus simpatizantes rechazan esta denominación y prefieren que se les considere «independientes».

«La reunión con los Demócratas podría estar perfectamente a la vuelta de la esquina», aseguró Hoffman en una entrevista a Fox News, en la que ratificó la condición del movimiento como una «comunidad de base» («grassroots»), y que no está adscrito a partido alguno. «Somos ciudadanos preocupados que intentan hallar una variedad de modos de expresar su activismo y de intentar que la gente de Washington nos preste atención», aseguró. Las perspectivas para un entendimiento con el Tea Party no son buenas para ninguno de los dos partidos y la batalla puede estallar en marzo, cuando la ex candidata republicana a la Vicepresidencia, Sarah Palin, participe en marzo en la convención nacional del movimiento, en Nashville. Será rechazada por muchos independientes y los demócratas estarán al acecho.