México / Oviedo

El presidente de México, Felipe Calderón, recibió el martes (madrugada de ayer en España) en su residencia oficial a la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, a quien mostró la «necesidad urgente» de actuar contra los cárteles del narcotráfico «en ambos lados de la frontera» a través de un mayor control de EE UU sobre el tráfico de armas y de divisas.

Calderón ha visto cómo, desde que en diciembre de 2006 declaró la guerra a los narcos, más de 17.000 personas han muerto de modo violento en México, en luchas entre narcos o entre estos y el Ejército y la Policía Federal.

Precisamente, se abre cada vez mayor paso el convencimiento de que la decisión de Calderón ha sido un error que ha colocado al país en un callejón sin salida. Esta opinión, expresada por numerosos expertos, fue ayer refrendada por el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento mexicano, Porfirio Muñoz, quien afirmó que el Ejército ya ha sido derrotado por los cárteles de la droga que operan en el país, y que lo mejor que pueden hacer los militares para frenar las matanzas casi diarias que asuelan México es retirarse a sus cuarteles.

Entre tanto, el Departamento del Tesoro de EE UU anunció ayer que ha incluido en su «lista negra» de narcotraficantes a 54 miembros del cártel del Golfo y de Los Zetas, su antiguo brazo armado que ahora es un cártel independiente, a quienes responsabiliza de buena parte del actual «derramamiento de sangre» en México. La decisión contribuye a los esfuerzos «sin precedentes» entre ambos países para combatir a las organizaciones de narcotraficantes en México y para proteger a los ciudadanos que viven en ambos lados de la frontera común, dijo en un comunicado el Departamento del Tesoro.