Nueva York / Oviedo

El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, sostuvo ayer que los países que amenazan con usar armas nucleares deben ser castigados, una afirmación con la que se refiere a la nueva estrategia nuclear que publicó EE UU el mes pasado, en la que se mantiene la posibilidad de que Washington sea el primero en atacar con armamento nuclear a otra potencia, a condición de que ésta no haya firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

Precisamente, Ahmadineyad hizo estas afirmaciones en el discurso que pronunció en la jornada inaugural de la Conferencia de Revisión del TNP, en la que participan, en la sede de la ONU en Nueva York, los 189 países que sí han firmado el Tratado. La conferencia durará hasta el próximo día 28.

Ahmadineyad pidió que «se considere que cualquier amenaza de usar armas nucleares o de atacar instalaciones nucleares pacíficas es un atentado contra la paz».

El presidente iraní reclamó además la suspensión de EE UU de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA, dependiente de la ONU) por haber sido el único país en lanzar bombas atómicas.

La Conferencia sobre el TNP es una de las piezas dispuestas por EE UU para concretar sus planes en el ámbito nuclear, tras haber enunciado su nueva doctrina nuclear, haber firmado la renovación del Tratado START con Rusia y haber celebrado en abril en Washington una conferencia sobre seguridad nuclear.

El temor, sin embargo, es que una disputa sobre el programa nuclear iraní conduzca al foro de desarme a un nuevo fracaso como el que ya conoció en 2005. Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EE UU, Rusia, China, Francia y Reino Unido) negocian desde hace semanas una cuarta ronda de sanciones a Teherán por su programa nuclear.

En la agenda de la conferencia están el carácter universal del TNP, la puesta en marcha de acciones para reducir los arsenales nucleares, el cumplimiento de los apartados de no proliferación y medidas para impulsar el uso pacífico de la energía atómica. El TNP, en vigor desde 1970, compromete a los firmantes a usar con fines pacíficos su potencial nuclear y garantiza que las cinco potencias atómicas oficiales -EE UU, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia- reducirán de forma gradual sus arsenales hasta eliminarlos.