La Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos hizo pública este lunes la sentencia del caso Kononov contra Letonia, en la que asegura que los crímenes de guerra "no prescriben jamás en virtud del derecho internacional".

El texto de la sentencia añade que tal interpretación del derecho internacional es aplicable al vigente durante la Segunda Guerra Mundial y a su evolución posterior.

Además, incide en que "el proceso dirigido contra el demandante no había prescrito".

Asegura la Gran Sala que "infligir a los ciudadanos malos tratos y después herirlos y matarlos constituyó un crimen de guerra", y afirma que Kononov "podía prever en 1944 que los hechos litigiosos serían calificados como crímenes de guerra".

Según la sentencia, es "legítimo y previsible" que un estado sucesor de otro inicie "un proceso contra las personas culpables de crímenes bajo el régimen anterior", tal como ocurrió en Letonia durante el cambio de régimen de 1990-1991.

El demandante, Vassili Kononov, de nacionalidad letona hasta 2000 y desde entonces naturalizado ruso, fue condenado por Letonia en 2004 a un año y ocho meses de cárcel por crímenes de guerra en la localidad letona de Mazie Bati el 27 de mayo de 1944.

En esa fecha, Kononov dirigió a un grupo de militares soviéticos disfrazados de soldados alemanes que acabó con los ciudadanos que habían delatado ante los alemanes a una docena de partisanos, que posteriormente fueron asesinados.

El grupo de militares soviéticos también asesinó a tres mujeres -una de ellas embarazada- e incendió sus viviendas.

Letonia inició un proceso contra Kononov en 1998, año en el que fue detenido.

Kononov demandó a Letonia en 2004 ante el Tribunal de Estrasburgo e invocó el artículo 7 (No hay pena sin ley) del Convenio Europeo de Derechos Humanos.

La Sala Tercera condenó en 2008 a Letonia, por 4 votos contra 3, por haber sentenciado al demandante por crímenes de guerra. La condena incluyó una indemnización de 30.000 euros por daños morales.

Según esa primera sentencia de Estrasburgo, el demandante no podía prever, cuando ocurrieron los hechos por los que se le condenó, que esos actos pudieran ser considerados crímenes de guerra.

La Gran Sala del Tribunal, que volvió a examinar el caso a petición de Letonia, ha dado la vuelta a la sentencia al concluir, por 14 votos contra 3, que no se violaron los derechos invocados de Kononov.

Durante todo el proceso, Rusia ha participado como tercer interviniente ante el Tribunal de Estrasburgo.