Oviedo / Washington,

Luis MUÑIZ / Efe

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se anotó otra importante victoria política el jueves por la noche (madrugada de ayer ya en España) al conseguir que el Senado aprobara su proyecto de reforma financiera, la mayor regulación del sector desde los años treinta del pasado siglo y que, según el mandatario, evitará que se repitan las circunstancias que hace dos años condujeron al país y, después, al resto del mundo a la mayor recesión desde la gran Depresión.

La norma, que fue aprobada en la Cámara alta por 59 votos a favor y 39 en contra, debe ser ahora armonizada con el proyecto al que en diciembre dio luz verde la Cámara de Representantes. Los demócratas esperan que la versión final de la reforma llegue a la Casa Blanca para su promulgación antes del 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos.

En un discurso en la Rosaleda de la Casa Blanca, Obama quiso dejar claro que la normativa «no busca castigar a los bancos, sino proteger a las personas» de crisis como la que aún padecemos. El presidente norteamericano defendió que el proyecto de ley incluye «el mayor grado de protección para el consumidor» conocido hasta ahora.

«Gracias a la reforma financiera, el pueblo estadounidense no tendrá que volver a pagar los platos rotos por los errores de Wall Street. No habrá más rescates pagados con el dinero de los contribuyentes», advirtió Obama. Y añadió: «La reforma proveerá de mayor seguridad a los ciudadanos de a pie, a las familias que buscan comprar su primer vehículo o su primera casa, y en general a los contribuyentes, que no tendrán que pagar por las irresponsabilidades de otros».

Entre los puntos fundamentales de la reforma, que potencia el papel supervisor de las agencias estatales y establece más controles sobre Wall Street, destacan los siguientes:

l Regulación financiera. La norma crea un consejo único de reguladores y otorga a la Reserva Federal nuevas atribuciones sobre las mayores compañías financieras.

l Manejo de crisis. La ley concentra la autoridad reguladora y da al Gobierno más atribuciones para la intervención, fragmentación y / o liquidación de instituciones bancarias o financieras al borde del colapso, sin mecanismos de salvamento a costa de los contribuyentes.

l Estabilidad financiera. El nuevo Consejo de Supervisión de la Estabilidad Financiera, integrado por varias agencias reguladoras y presidido por el secretario del Tesoro, vigilará los riesgos causados por las entidades financieras más grandes y complejas. Este consejo de nueve miembros puede recomendar que la Reserva Federal imponga reglas más estrictas sobre capital, o la fragmentación de firmas.

l Protección del consumidor. Se crea una Oficina de Protección Financiera del Consumidor para supervisar a los bancos con más de 10.000 millones en activos.

l Derivados. Pone límites a las operaciones que los bancos pueden hacer con «instrumentos derivados», como los paquetes de títulos hipotecarios y los canjes de seguros de impago a los que se culpa de buena parte de la crisis financiera.

l Fondos de alto riesgo. Los «hedge funds» que manejan más de 100 millones de dólares se registrarán ante la Comisión de Valores.