La lucha contra la evasión fiscal y el recorte del gasto público constituyen dos de los ejes principales del plan de austeridad aprobado hoy por el Consejo de Ministros italiano que prevé un ahorro de 24.000 millones de euros entre 2011 y 2013.

Un plan con el que Italia se une a otros países europeos como España, Reino Unido, Portugal o Grecia en su objetivo de reducir su déficit y relanzar sus economías, con el fin de devolver la confianza a los mercados.

El plan aprobado después de 85 minutos de deliberaciones y en el que se fija un ahorro de 24.000 millones, una cifra con la que se pone fin a dos semanas de indiscreciones en las que los medios de comunicación italianos llegaron a apuntar unos ajustes presupuestarios de 28.000 millones.

En un comunicado de prensa emitido tras la reunión, la presidencia del Gobierno subrayó que el objetivo de estas intervenciones es el de llevar el déficit público hasta un nivel inferior al 3 por ciento en 2012, aunque no se precisaron más datos sobre las intervenciones.

Fuentes del Gobierno italiano informaron a Efe de que desconoce cuándo será posible disponer de las mismas, a la espera de que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el titular de Economía y principal artífice de esta intervención, Giulio Tremonti, ilustren mañana el contenido del programa en rueda de prensa.

Los medios de comunicación, difundieron por su parte, un borrador del plan que se discutió en la reunión y que contempla la congelación de los sueldos de los funcionarios a partir de este año, una situación que se alargará hasta 2013.

Asimismo, se prevé una intervención para permitir un retraso en el acceso a la jubilación y además se elevará progresivamente la edad de jubilación de las mujeres hasta llegar a los 65 años en 2016, frente a los 60 años de ahora.

Se endurecerán también los requisitos para tener acceso a las pensiones de invalidez y se aumentarán los controles para los solicitantes.

Se estudian recortes para la financiación de los partidos y de los ministerios, aunque no se ha precisado su envergadura.

Otra de las medidas adoptadas es la de una amnistía para las viviendas ilegales, con lo que se podrían recaudar cerca de 6.000 millones de euros, según apuntó la prensa estos días.

En el ámbito empresarial, el plan prevé el aumento de los impuestos sobre las llamadas "Stock-Options", los derechos de compra sobre las acciones que tienen los directivos de las compañías, al tiempo se prevé un recorte de entre el 5 y el 10 por ciento de los sueldos superiores a 90.000 y 130.000 euros.

Gran parte del peso del plan de ajuste recaerá además en las regiones que deberán asumir recortes por valor de 10.000 millones de euros entre 2011 y 2012, mientras a las entidades locales y provinciales se les pedirá un aumento progresivo del ahorro hasta alcanzar los 2.100 millones en 2012.

En Roma, se apunta además al establecimiento de una "contribución de estancia" para aquellos turistas que pernocten en los hoteles de la capital italiana, una posibilidad que ha levantado las críticas de la asociación hotelera Federalberghi.

Previos a la reunión de ministros, el Gobierno mantuvo una serie de encuentros con las administraciones locales y los sindicatos, entre los que se han alzado voces discrepantes contra las medidas propuestas del Ejecutivo.

Así, el secretario general del sindicato CGIL, Guiglielmo Epifani, lamentó que el mayor "sacrificio siempre se pide a los trabajadores públicos y privados" y subrayó que en el plan del Gobierno no se haya dispuesto ninguna medida para apoyar "la ocupación y las inversiones".

"Es un programa que no mantiene un principio de equidad", denunció Epifani, quien al ser preguntado en el telediario de RAI3 sobre la posibilidad de convocar una huelga general en protesta por el plan del Ejecutivo, respondió que se esperará a mañana para tomar cualquier decisión tras evaluar detalladamente las medidas.

A las críticas de Epifani se sumó el presidente de la Conferencia de las Regiones, Vasco Errani, que tachó el plan económico de "insostenible", mientras el presidente de la región de Apulia, el progresista Nichi Vendola, la calificó de la "mayor carnicería social de la historia italiana".