La Casa Blanca ha advertido de que la brecha del pozo de extracción en el Golfo de México podría seguir expulsando crudo hasta el próximo mes de agosto, según advirtió la experta del presidente Obama en energía y cambio climático, Carol Browner, quien no dudó en asegurar que Estados Unidos está ante "el mayor desastre medioambiental de toda su historia" aunque insistió en que las autoridades están "preparadas para lo peor" a pesar de los repetidos fracasos de los expertos de la petrolera británica British Petroleum (BP) a la hora de contener el vertido,

"Estamos ante el mayor desastre medioambiental al que jamás nos hemos enfrentado", declaró Browner, directora de la oficina de Política Energética y de Cambio Climático de la Casa Blanca al programa Meet the Press, de la cadena NBC, en el que prometió que las operaciones de ayuda a las zonas afectadas seguirán como hasta ahora "aunque no seamos capaces de detener inmediatamente el vertido".

"Estamos preparados para lo peor. Lo hemos estado desde el principio", aseguró.

Browner realizó estos comentarios después de que la compañía BP reconociera este sábado que las operaciones para taponar con lodo y cemento la fuga de crudo que contamina las aguas del Golfo de México, denominadas "top kill", habían fracasado y estudian colocar una cúpula para frenar el vertido.

"No pudimos detener el flujo", dijo el director general de operaciones de la compañía, Doug Suttles. "Hemos tomado la decisión de avanzar a la próxima opción", agregó. La nueva opción estudiada por la petrolera es una tapa que captura el crudo del pozo en vez de cerrarlo. Suttles advirtió de que la nueva maniobra podría tardar cuatro días o más en dar resultados.

Por otra parte, el director ejecutivo de BP, Tony Hayward, dijo el sábado en un comunicado que el próximo paso era el "camino más efectivo para minimizar" el impacto del derrame, y que la tapa tardaría unos cuatro días en estar instalada. Asimismo, Hayward expresó su decepción por el fracaso del "top kill", en el que la empresa gastó tres días, pese a que BP "ejecutó la operación a la perfección".

La maniobra, que comenzó el miércoles, consistía en inyectar fluidos pesados y otros materiales al agujero del pozo para contener el vertido, para después sellarlo con cemento. El fracaso es un nuevo golpe para la reputación de BP, que ya ha gastado 940 millones de dólares tratando de cerrar la filtración y limpiar el vertido tras la explosión del puente de la plataforma Deepwater Horizon el 20 de abril, causando la muerte de 11 trabajadores y desatando un torrente submarino de petróleo que el Gobierno estimó que oscilaba entre 12.000 y 19.000 barriles (1,9 a 3 millones de litros) diarios.