Madrid / Oviedo

El opositor cubano Guillermo Fariñas, que abandonó este jueves la huelga de hambre y sed que mantenía hace más de cuatro meses, dijo ayer que la «solidaridad» de España ha sido una de las razones «más importantes» para que la dictadura castrista haya accedido a liberar a 52 presos políticos, la mayor excarcelación de disidentes desde 1998.

Fariñas, que pide «un margen de credibilidad» al Gobierno de la isla, no comenzará a ingerir alimentos sólidos hasta dentro de un mes. De momento empezará a tomar zumos, caldos y gelatina.

«La solidaridad que ejerció el pueblo español con respecto a la situación de los presos políticos fue una de las cosas más importantes para lograr que las personas que ejercen el totalitarismo en Cuba se dieran cuenta de que era hora de dar un paso y cambiar. Gracias al pueblo de España», declaró a RNE Fariñas, quien confesó ser «el primer sorprendido» por el cambio de actitud del régimen.

El disidente suspendió su huelga de hambre para «desatar las manos a quienes están negociando», dijo en alusión a la Iglesia católica cubana y a Miguel Ángel Moratinos. «Hay que darle un margen de credibilidad al Gobierno de Cuba. Ésta es ya una puerta que se abrió y que no se va a poder cerrar nuevamente», señaló. De los 167 presos políticos, el régimen ha prometido liberar a 52, algunos de los cuales viajarán a España junto a sus familias. Se trata del periodista Pablo Pacheco Ávila, el doctor José Luis García Paneque, el también médico Luis Milán Fernández y el activista Lester González Pentón. «Esperamos poder volver a abrazarnos alguna vez aquí, en democracia», concluyó Fariñas.

España les concederá el estatuto de emigrante. Francia, Italia y Alemania se han ofrecido para acoger a algunos. La ONU, la OEA y el Parlamento europeo pidieron a Cuba que éste sea el primero de una serie de pasos significativos. El diario «Washington Post» calificó esta liberación de gesto marginal.