Oviedo, Agencias

Las autoridades chinas mantuvieron ayer en toda su intensidad la irritación por la concesión, el viernes, del premio Nobel de la Paz al disidente encarcelado Liu Xiaobo. Tras la veintena de detenciones practicadas el mismo viernes, decenas de activistas defensores de los derechos humanos fueron detenidos ayer, o se encuentran desaparecidos, a raíz de las redadas que sigue haciendo la Policía, según han denunciado algunos de los afectados o las personas de su entorno.

La esposa del activista, la poeta Liu Xia, se dirigió ayer, custodiada por agentes, a la cárcel de Jinzhou, 480 kilómetros al noreste de Pekín, para comunicar la noticia del galardón a su marido. La poeta acordó con las autoridades que no se reuniría con la prensa tras la entrevista, que, al parecer, ha sido aplazada a hoy.