El topógrafo Luis Urzúa, jefe de turno y líder natural de los 33 mineros que han permanecido atrapados desde el pasado 5 de agosto en el norte de Chile, será el último en salir de la mina San José una vez que comience el rescate, el próximo miércoles.

Así lo confirmaron a los periodistas los expertos de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) que se han encargado de la preparación física y sicológica de los mineros para el rescate y sobre la base de los resultados de una serie de pruebas, deben determinar el orden de salida.

En términos generales, saldrán primero los hábiles, después los débiles y finalmente los más fuertes del grupo. Aún no se conocen los nombres de quienes saldrán primero, encabezados, según el ministro de Salud, Jaime Mañalich, por un voluntario.

Sin embargo, Luis Urzúa, de 54 años, será la persona que saldrá de último, convirtiéndose en la que más tiempo ha estado atrapada a 700 metros de profundidad y que ha vivido para contarlo.

El rescate propiamente tal, según dijo hoy el ministro de Minería, Laurence Golborne, comenzará a las 00.00 hora local del miércoles (03.00 GMT), cuando en la cápsula en que serán evacuados los mineros desciendan cuatro rescatistas que los apoyarán en ese momento clave.

Urzúa, conocido como "Don Lucho", fue el primero en hablar por teléfono con el ministro Golborne, tras ser hallado con vida el pasado 23 de agosto, junto a los demás mineros, luego del derrumbe en la mina el 5 de agosto.

Sus dotes de liderazgo, demostradas al organizar a los atrapados, racionar la comida, imponerles disciplina, tranquilizarlos y asignarles tareas para soportar mejor el encierro, además de imbuirles esperanza en todo momento, fueron elogiadas hasta por los expertos estadounidenses de la NASA que llegaron a la mina para asesorar a los encargados en técnicas de supervivencia.

Luis Urzúa es conocido como una persona educada, pero de carácter firme. Perdió a su padre cuando era niño, y ayudó a criar a sus seis hermanos menores, se educó por esfuerzo propio y según quienes han trabajado bajo sus órdenes, es un jefe al que nunca nadie le ha escuchado proferir alguna mala palabra.