Los dos periodistas españoles autorizados por Marruecos a entrar en El Aaiún han enviado sus primeras crónicas tras el bloqueo informativo que Rabat impuso al iniciar la operación contra el campamento Dignidad, y coinciden en el miedo que ha quedado en los saharauis, según informa «Efe».

Ana Romero y Tomás Bárbulo, que viajaron ayer juntos a la capital administrativa del Sahara, destacan el temor de los saharauis a salir de sus casas y a hablar con ellos ante posibles represalias. Cuentan que cualquiera que sea visto hablando con los periodistas es interrogado inmediatamente por la Policía marroquí.

Además, según las fuentes locales, los saharauis se sienten «completamente abandonados por el mundo» y creen que a Marruecos se le permite actuar con total impunidad, «ejerciendo el terror por el terror». Varias personas les han dicho que la Policía continúa irrumpiendo en domicilios particulares en busca de los jóvenes que participaron en los disturbios, que se desencadenaron el pasado día 8 tras el asalto al campamento de Gdaim Izik.

Todos los entrevistados por los periodistas españoles hablan de decenas de muertos, pero ninguno los ha visto personalmente.

El Polisario denunció ayer que las autoridades marroquíes han impedido al diputado sueco Jonas Schustid desplazarse en un vuelo de Casablanca a El Aaiún. El frente saharaui realiza un «llamamiento urgente» a la comunidad internacional para que envíe «una misión de investigación» porque permitirá contabilizar las víctimas, atender a los heridos y conocer la suerte de los presos y personas desaparecidas».

El primer ministro de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Abdelkader Taleb Omar, expresó su «profundo pesar» por la actitud del presidente Zapatero, al que acusó de «menospreciar» la situación en El Aaiún. «Nos sorprende que no haya pedido que se abra una investigación internacional», afirmó Taleb Omar en respuesta a las declaraciones de Zapatero sobre el Sahara durante la cumbre de la OTAN en Lisboa, en las que afirmó que el problema saharaui tiene una dificilísima solución.