Los cables filtrados por Wikileaks revelan que China ya no considera a Corea del Norte un aliado «útil y fiable», por lo que no vería con malos ojos su unificación con el Sur, algo que el viceministro de Exteriores surcoreano, Chun Yung-woo, pronostica que ocurrirá dos o tres años después de la muerte del dictador norcoreano, Kim Jong-il.

A cambio de esa unificación, anclada a EE UU «en una alianza benigna» y con la que China se sentiría «cómoda», Pekín quiere vía libre para incrementar su cooperación con Seúl y que aumenten las oportunidades de comercio para las empresas chinas. Eso sí, China se inhibe en la solución del problema norcoreano porque, aunque «no nos gusta, es nuestro vecino».