Abiyán, Agencias

Abiyán, la capital económica de Costa de Marfil, vivió ayer una jornada de tensa calma, tras la violencia generalizada del jueves, que se saldó con una treintena de muertos.

Una delegación de alto rango de la Unión Africana (UA) viajó al país para intentar hacer la paz entre Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara, ambos autoinvestidos presidentes de Costa de Marfil, y evitar así una guerra civil.

Desde Nueva York, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmó que los intentos de Gbagbo, por mantenerse en el poder tras haber perdido las elecciones «no se pueden permitir». Ouattara, ganador de los comicios según la Comisión Electoral, cuenta con el apoyo de Occidente y la ONU.

EE UU aseguró ayer que son numerosos los países africanos que han prometido a Gbagbo un «aterrizaje suave» en el exilio si accede a dimitir, pero por el momento no hay indicios de que vaya a aceptar.